martes, 15 de enero de 2013

PESTALOZZI ECUADOR, EDUCACIÓN ACTIVA

http://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/01/23/el-pesta-un-modelo-de-escuela-para-la-neuroeducacion/
 

Llevamos más de 40 entradas en este blog hablando sobre neurociencia y educación y nuestros lectores pueden pensar: Bien. Empiezo a ver la importancia de la investigación del cerebro en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en su evaluación. Pero no he visto hasta ahora más que investigaciones empíricas y experiencias particulares. ¿Existe alguna escuela donde se aplique la neurociencia? ¿Existen ya diversos modelos de este tipo de escuelas? ¿Hay algún modelo que sea más activo e integrador en la aplicación de los principios de la neuroeducación? La respuesta a todas estas preguntas es afirmativa y en próximos artículos tendremos que ir informando sobre los centros educativos que tienen en cuenta el funcionamiento y el desarrollo del cerebro en la educación de sus alumnos. Pero en esta ocasión me interesa dar respuesta a la tercera pregunta, porque en mi opinión es necesario establecer una correcta demarcación entre aquellas escuelas que aplican de una manera global y completamente alternativa a la pedagogía tradicional los resultados de la neurociencia, aunque no sean del todo conscientes de esto o no estén al corriente de su divulgación científica, por un lado, y por otro lado, aquellas escuelas que aplican esos resultados de una manera parcial y sesgada, por muy sistemáticos y metódicos que sean, manteniendo todavía algunos aspectos de la pedagogía tradicional por razones ideológicas, ya sean de orden religioso o de orden socio-cultural. Pongamos por caso, para ser más concretos, cómo es posible preparar un ambiente enriquecido desde un punto de vista social para desarrollar las habilidades del cerebro si el grupo de alumnos es sociológicamente homogéneo, porque todas sus familias comparten un mismo nivel cultural y un mismo nivel de ingresos, al no contemplar la escuela la coeducación social. O cómo es posible desarrollar una buena empatía en las interacciones sociales y culturales si el grupo de alumnos profesa una religión con dogmas revelados y una visión teológica-eclesial del mundo y de la vida, que antepone el culto y la obediencia a una autoridad externa a los sentimientos y a la conciencia de cada persona.
Un amigo que conoce este blog y que trabaja en asuntos de cooperación internacional, movido por mi interés en responder a esa tercera pregunta, me animó a buscar información del Centro Educativo Pestalozzi, una escuela cercana a Quito, la capital de Ecuador, en el valle de Tumbaco, que se conoce familiarmente como el Pesta, diciéndome que no me defraudaría. Así lo hice. Y ciertamente no sólo no me defraudó, sino que ha ganado mi admiración y respeto por la excelente labor educativa que han realizado y siguen haciendo. No he realizado ningún análisis comparativo ni histórico entre las escuelas que basan su educación en la neurociencia. De hecho, no conozco más que unas pocas repartidas por diversos países. Pero al conocer el proyecto educativo del Pesta, más allá de adjetivos y etiquetas (que si educación o escuela alternativa, activa o nueva), lo primero que identifiqué fue los principios fundamentales de la neurodidáctica que representan un cambio de paradigma respecto a la educación tradicional. Estos principios relativos al aprendizaje de los alumnos y a su vida escolar, confirmados experimentalmente, son, repitámoslo una vez más: 1) el juego y la diversión; 2) la espontaneidad, la creatividad y el interés personal; 3) la manipulación de objetos y la reconstrucción del conocimiento; 4) las fases idóneas del desarrollo mental; 5) el dominio de las emociones y la empatía, y 6) los entornos y los incentivos ambientales.
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