lunes, 28 de julio de 2014

Amame para que me pueda ir


Frases
“Ámame para que me pueda ir”

Padres e hijos desde la Ecología Emocional

Capítulo 1: Una elección


1. Un punto de partida condiciona –y a veces de forma considerable- pero
no determina, forzosamente, el futuro de nadie.

2. La tarea más importante de nuestra vida va a ser darnos nacimiento a
nosotros mismos para llegar a ser la mejor versión de la persona que,
potencialmente, ya somos.

3. Elegir bien es el secreto para triunfar en el viaje de la vida.

4. Nuestra principal tarea como padres es nuestra propia construcción
como seres humanos.

5. Si como hijos no hemos resuelto bien la relación con nuestros padres,
como padres vamos a tener problemas añadidos con nuestros hijos.

6. Si no estamos dispuestos a asumir la responsabilidad del trabajo que
supone, no sólo traer al mundo y criar, sino también educar a un hijo, es
mucho mejor no elegir esta opción.

7. No todos tenemos que ser padres. Una persona puede vivir una vida
completa y productiva sin necesidad de tener hijos.

8. Cuando el deseo de tener es la cualidad dominante de la personalidad
del adulto, padre o madre, existen elevadas posibilidades de que la
relación con los hijos sea el de un amo con su propiedad.

9. La Biblia dice: “Honrarás a tu padre y a tu madre”, pero nada dice de
amarlos. No todos los padres son buenos, ni fáciles de amar.

10. El amor no puede ni debe ser un deber, es una tendencia del corazón
que no se puede forzar. El hecho de ser padre no lleva implícita la
prerrogativa de ser amado por los hijos.

11. Un hijo sólo es verdaderamente aceptado y reconocido cuando es
educado por sus padres con responsabilidad y amor.

12. Nos proyectamos en el hijo, diseñamos su vida y la queremos vestir con
nuestra verdad. Pero la autenticidad del amor parte de saber dejarnos
contaminar por la verdad del otro.
Capítulo 2: Ser hijo, tener un hijo

1. Aunque biológicamente seamos padres y podamos tener derechos
legales sobre nuestro hijo, no tenemos, en ningún caso, derechos
emocionales sobre su persona.

2.
Tener hijos puede, en muchos casos, ser un acto de pura inconsciencia
y egoísmo.

3. Quien no ha sido capaz de dar sentido a su vida, puede intentarlo a
través de los logros y éxitos de sus hijos. Es humano, pero ¿es justo?

4.
Tan solo tenemos la custodia provisional de nuestros hijos y, si
cumplimos bien nuestro papel, nuestros hijos se irán con amor.

5. Para no crear relaciones de dependencia con los hijos es preciso que
nosotros hayamos resuelto la relación con nuestros propios padres.

6.
Cuando los padres quieren hacer suyo el destino de sus hijos acaban
aspirando la vida y la energía de la persona que aseguran amar.

7. Amarles bien es la mejor fórmula para protegerles de la destructividad.

8.
Es falso creer que por el hecho de que un hijo sea “tuyo” ya tiene que
nacer siendo simpático contigo. También es falso creer que a los padres
debe gustarles siempre la manera de ser de sus hijos.

9.
Nuestra influencia sobre los hijos dependerá sobretodo de nuestra
capacidad para amarles y de nuestra coherencia personal en el pensar,
sentir y hacer.
Capítulo 3 : ¿Vínculos o ataduras?

1. Si las necesidades básicas de un niño no son cubiertas, éste buscará la
forma de satisfacerlas aunque conseguirlo suponga torcerse.

2. No escogemos a nuestros padres ni tampoco a nuestros hijos. Pero
podemos escoger quedarnos o irnos, continuar vinculados o
desvincularnos, trabajar para mejorar y hacer crecer nuestra relación o
coartarla.

3. Las relaciones sanas no exigen exclusividad y aceptan que se añadan
nuevos eslabones afectivos a la red relacional.

4.
Nuestra tarea como educadores debe basarse más en la influencia que
en la obediencia.

5.
Educere= Extraer, de dentro hacia afuera. Educar supone ser capaces
de facilitar la salida y la actualización de los mejores potenciales de
nuestros hijos.

6.
Nuestros hijos no se educan por lo que les decimos sino por lo que
nosotros hacemos y somos.
7. Para que nuestros hijos tomen la dirección adecuada, nosotros debemos
ir en la adecuada dirección

8.
Para crecer y construirnos bien todos necesitamos la sustancia del
afecto: algo tan sencillo, tan gratuito, tan esencial e imposible de
comprar.

9.
Los padres somos responsables de enseñarles a canalizar su potencial
creativo porque toda energía que no se invierte en crear, se dirige a
destruir.

10.
Si la libertad que les damos no va unida al aprendizaje de la
responsabilidad, nuestros hijos tendrán graves problemas para vivir una
buena vida.
Capítulo 4 : Un sistema relacional desadaptativo
1. La ecología emocional propone un modelo de persona ilusionada por
vivir, que mantiene y alimenta su curiosidad, aprende, crea y ama.

2. Educar es enseñarles a vivir en todo tipo de paisajes y climas
emocionales. No podemos mostrarles tan sólo con la parte fácil, cómoda
o agradable de la vida.

3. El miedo a los hijos suele ser fruto de una relación de dependencia y
necesidad.

4. El miedo a los hijos es el causante de tener hijos con miedo a vivir.

5. La finalidad de la educación no es mantener a los hijos atados, ni
tampoco tenerlos siempre contentos porque, en la vida, uno debe asumir
muchas tareas y responsabilidades que no dan placer pero que son
necesarias.

6. Hay hijos exigentes y difíciles de amar que ponen a prueba el equilibrio
emocional y los recursos de los padres.

7. No se puede hacer dejación de funciones durante años, cediendo a la
tiranía de los hijos y, en determinado momento, exigirles una
responsabilidad y capacidad de respuesta que no se ha ayudado a
construir.

8. Los niños sobreprotegidos se convierten en adultos muy inmaduros y
vulnerables.

9. Los padres o educadores permisivos deben ser conscientes de que lo
que dan a sus hijos no es libertad sino licencia.

10. Tanto la desidia como las sobreprotección son otras formas de malos
tratos infantiles que raramente se consideran.

11. A veces los padres tienden a amar de tal forma y en tal medida el
porvenir de su hijo, a amar tanto a su hijo por los éxitos que espera de
él, que no consiguen dar suficiente valor a su presente.

12. El amor no es memoria sino presente. No se puede amar en pasado.
Será este buen amor el que nos va a permitir emprender una acción
liberadora de respeto y cuidado.

13.
Inundar de amor sin pedir nada puede ser una especie de velo que
cubre sentimientos de culpa excesivos por parte de los padres.

14. Los padres deben dejar bien claro que toda adquisición de libertad y
toda ampliación de territorio supone un incremento de responsabilidad.

Capítulo 5: Un sistema relacional adaptativo

1. Los padres no debemos dimitir de nuestra vida por el hecho de tener
hijos.

2. Para conseguir un ser humano emocionalmente más equilibrado y
armónico es preciso educar sincrónicamente cuatro ejes o líneas de
desarrollo. El objetivo es conseguir una persona autodependiente,
pacífica, creativa y amorosa.

3. Ni la facilidad ni la búsqueda incesante de seguridad son criterios
adecuados para educar.

4. La misión de educar: ser capaces de despertar en los jóvenes el “dolor
de la lucidez”.

5. Formular las preguntas adecuadas afina nuestro sentido crítico, no da
nada por sabido, flexibiliza nuestra mente, pone en marcha nuestra
creatividad y activa nuestra capacidad de explorar y actuar.

6. Lo que enseñamos, caduca; lo que vivimos, siempre queda en pie. Para
que nuestro hijo pueda ser él mismo, tenemos que ser nosotros mismos
y obrar en verdad.

7. En ningún caso debemos descargar en nuestros hijos nuestras basuras
emocionales y aliviar nuestra tensión o frustración.

8. Nuestros hijos no necesitan padres siempre felices, sino padres
honestos.

9. Si bien no podemos alargar ni un minuto más de nuestra vida, sí que
podemos hacerla más amplia, más vivida y más consciente.

10. El único fracaso en la vida es no haber intentado cumplir nuestros
sueños y no haber luchado para desplegar nuestro mejor potencial. El
error, en cambio, es necesario e inevitable y forma parte de nuestro
proceso de aprendizaje.
Capítulo 6: Límites para crecer
1. Educar supone definir límites, señalar pautas, caminos posibles y crear
marcos pactados que permitan convivir en armonía.

2. La permisividad es siempre perniciosa y dificulta al niño la construcción
de su edificio moral, su sentido ético, su concepto del bien y del mal, y
de lo adaptativo y desadaptativo.

3. Rebelarse consiste en oponerse a un sistema de límites y escoger otro.

4. Para ser un buen padre es necesario ser autónomo y valiente.

5. Convivir supone aceptar unas normas de convivencia y compartir tanto
las alegrías como las dificultades que comporta el “vivir con”.

6. El límite del rol y del vínculo consiste en enseñar a nuestros hijos que
somos más que sus padres, -es decir individuos diferentes, con
proyectos y necesidades - y que han de saber aceptarlo y respetarlo. Y
viceversa.

7. La incoherencia del eje: pensamiento-emoción-acción, es algo fácil de
detectar, incluso para el niño más pequeño. Cada vez que el padre es
incoherente pierde autoridad.

8. Es indispensable el aprendizaje de la paciencia y de la espera para
conseguir un buen equilibrio emocional.

9. Ser sobrio no significa ser escaso ni poco generoso. Se trata de hallar la
medida justa, aquel punto de equilibrio que nos permita mantener -
incluso en un entorno de abundancia, lujo y dispendio- conductas
coherentes, solidarias y éticas.

10. Deseo no es necesidad. No todo lo que deseamos es necesario ni nos
conviene, aunque sería bueno aprender a desear y a apreciar lo que
necesitamos y nos conviene.

11. Educar consiste en ir transfiriendo el control del medio interno y externo
de forma progresiva y facilitar el paso de un medio seguro a otro menos
controlado.
Capítulo 7: El poder de la comunicación1. Por comodidad, para sentirnos más seguros y vencer los miedos, o por
pura conveniencia permitimos que las creencias pasadas decidan
nuestra vida presente.

2. Es muy difícil relacionarnos con nuestros hijos vacíos de creencias pero,
por lo menos, sería bueno acercarnos a ellos con la disposición de
centrarnos en su presente y abiertos de corazón y de mente.

3. Nuestra autoestima tiene su sede en el conocimiento de los materiales
que nos conforman y en el valor que nosotros les damos1.

4. La palabra agresiva, injusta, imprecisa y prepotente es un gran
contaminante emocional. Sus efectos en la persona que la recibe son
altamente tóxicos y genera nueva agresividad que se propaga en forma
de conductas violentas y destructivas.

5. Dar permiso para sentir, pensar, expresar y hacer es dar permiso para
vivir.

6. Aunque pensar y sentir es legítimo, no todas las conductas son válidas y
que es necesario practicar el autocontrol y aplicar normas que sirvan
para regular la convivencia.

7. Toda comunicación supone un puente con dos direcciones que permite
el intercambio y el encuentro.
Capítulo 8: La ecología emocional aplicada a las relaciones1. El gran reto de educar a un hijo: enseñarle a ayudarse a si mismo.

2. La conducta de anticipación de los padres les evita conocer el dolor de
la necesidad, el impulso del deseo, la carencia de la frustración y que
activen sus recursos para solucionar las dificultades.

3. A veces confundimos “ser buenos padres” con ser “unos padres
demasiado buenos”.

4. Nadie puede dar a los demás más de lo que tiene o más de lo que es.

5. La falta de coherencia combinada con un estilo dictatorial o autoritario
puede generar en los hijos mucho resentimiento.

6. Cuando no nos gusta lo que recibimos es importante prestar atención a
lo que emitimos.

7. Cuando la situación se ha torcido, podemos enderezarla haciendo
limpieza de las relaciones que nos perjudican y nos son tóxicas.

8. Las energías emocionales ecológicas son aquellas que nos impulsan a
crecer y a desplegarnos como personas, aquellas fuentes necesarias
para nutrirnos y, gracias a las cuales podemos aprender, arriesgarnos,
crear, amar y vivir.

9. La misma conducta impulsada por una energía emocionalmente
ecológica o una energía contaminante puede dar resultados
diametralmente opuestos.
10. Ser valiente no es no sentir miedo, sino ser capaces de hacer lo que es
necesario hacer, a pesar del miedo y teniéndolo presente.

11. La verdadera libertad para mirar conlleva la capacidad de no aplicar
clichés ni prejuicios y el darle al otro la oportunidad de ser valorado en
su presente y no por su pasado.

12. Ser mejores, para mirar mejor. Esta es nuestra tarea.

13. Reivindicamos el placer, producto del vivir de forma sabia, el placer
sencillo del sabernos vivos y sentir con todos nuestros sentidos.
Capítulo 9 : Dejarlo ser, dejarlo ir, soltar

1. Hay quien se siente huérfano de hijo en el momento en que éste se
va. Y esto, duele.

2. Los padres tenemos el deber de preparar a nuestros hijos
ayudándoles a vivir vidas íntegras, pero una vez finalizado este
deber, es importante no insistir más en él.

3. Si cumplimos bien nuestra misión, la primera consecuencia será que
los hijos se irán de nuestro lado para probar sus fuerzas.

4. No es ni inteligente ni adaptativo intentar retener a los hijos.

5. En algunas ocasiones, puede no ser suficiente con haber enseñado a
volar y permitir el vuelo. A veces es preciso forzar el vuelo de
algunos hijos, empujándolos a abandonar su “zona de comodidad o
seguridad.

6. El amor: una red protectora que nos libera, formada por muchos hilos
de amor de muchas personas distintas.

7. Dice un proverbio chino: “ Si amas algo, déjalo ir. Si vuelve a ti,
entonces es tuyo, pero si no, es que nunca lo fue”.
Capítulo 10: Hay vida más allá de los hijos1. La tristeza no tiene que ver con el hecho de que algo sea o no bueno,
sino con la percepción de que algo se acaba y se cierra. La tristeza es la
emoción que corresponde a la pérdida.

2. Somos responsables de darnos el tiempo necesario para cerrar lo que
deba ser cerrado, para adaptarnos a los cambios y encontrar un nuevo
espacio y forma de relación con el hijo que se va y también con nosotros
mismos.

3. Si uno se ha dedicado solamente a ser padre o madre, olvidado su
propio crecimiento personal o su vida de pareja, posiblemente haya
caído en errores importantes en el proceso de educar a sus hijos.

4. Nuestros hijos se sentirán más seguros, más felices, serán más
creativos y capaces de arriesgar y explorar si los padres tenemos vida,
ilusiones y proyectos propios.

5. No utilizar a los hijos como medios para llenar nuestra vida o justificarla
es el máximo respeto que les debemos.

6. Hay vida más allá de los hijos. Pero para continuar nuestro viaje
debemos liberarnos de las cargas que no nos permiten avanzar.

7. Hacer un duelo consiste en vivir nuestra tristeza, aceptarla sin habitarla y
desprendernos de ella.

8. Lo mejor que podéis hacer por vuestros hijos cuando se van es
continuar trabajando, aprendiendo y construyendo un proyecto personal
que os ilusione y os haga sentir vivos.

9. La finalidad del encuentro debe ser la persona misma y no la persona a
fin de conseguir algo de ella.

10. Tenéis el poder de diseñar vuestra vida y la posibilidad de lograr
vuestros objetivos si lo deseáis bastante y estáis dispuestos a invertir
perseverancia, fuerza, voluntad, esfuerzo, creatividad y amor en ellos.

CONSEJOS DESDE LA PSICOLOGIA POSITIVA:


1.- Dedicarse a disfrutar cada día como si fuera una nueva vida.
2.- Disfrutar de todo lo bueno que tienes en el presente.
3.- Aceptar lo imposible.
4.- Centrar los pensamientos y sentimientos en todo lo bueno que tienes.
5.- Procurar hacer felices a los demás.
6.- La alegría y el sentido del humor pueden ser tu constante, tu estado natural, tu forma de vivir.
7.- No olvidar que con tus palabras puedes construir o destruir, hacer mucho bien o hacer mucho mal. Tú eliges.
8.- No permitir que el pasado te haga sentir mal, ni el futuro te angustie o preocupe. Vive y disfruta ¡¡ahora!!
9.- Llevar siempre puestas las gafas inteligentes, todo es según el cristal de tus pensamientos, sentimientos y actitudes.
10.- Ámate y que tu felicidad y tu luz se derramen sobre los demás.
11.- Dulcificar las formas y el carácter. Vivir la paz interior e ir “de guerrero” por la vida solo cuando sea necesario como actitud.
12.- Buscar como compañeras de viaje, a personas que te ayuden a crecer: positivas, bondadosas, generosas, con buen humor...
13.- Evitar pensamientos y sentimientos negativos como el odio, la rabia, la envidia, el rencor… te librará de muchos males físicos y psíquicos.
14.- El sufrimiento, las adversidades, las personas tóxicas y las enfermedades forman parte de la vida. Aceptarlo, afrontarlo con coraje y seguir tu camino con valentía, abre las puertas a la sabiduría.
15.- Soluciona tus problemas ocupándote de ellos y no preocupándote.
16.- Recuerda que la vida es el mayor de los regalos y que estás aquí para ser feliz.
17.- Convierte tu vida en amor. Disfruta del hecho de amar y sentirte amado, y de ocupar un primer plano en el pensamiento y en el corazón de las personas que más quieres.
 
 
Foto: CONSEJOS DESDE LA PSICOLOGIA POSITIVA:

1.- Dedicarse a disfrutar cada día como si fuera una nueva vida. 
2.- Disfrutar de todo lo bueno que tienes en el presente.
3.- Aceptar lo imposible.
4.- Centrar los pensamientos y sentimientos en todo lo bueno que tienes. 
5.- Procurar hacer felices a los demás.
6.- La alegría y el sentido del humor pueden ser tu constante, tu estado natural, tu forma de vivir.
7.- No olvidar que con tus palabras puedes construir o destruir, hacer mucho bien o hacer mucho mal. Tú eliges.
8.- No permitir que el pasado te haga sentir mal, ni el futuro te angustie o preocupe. Vive y disfruta ¡¡ahora!!
9.- Llevar siempre puestas las gafas inteligentes, todo es según el cristal de tus pensamientos, sentimientos y actitudes.
10.- Ámate y que tu felicidad y tu luz se derramen sobre los demás. 
11.- Dulcificar las formas y el carácter. Vivir la paz interior e ir “de guerrero” por la vida solo cuando sea  necesario como actitud.
12.- Buscar como compañeras de viaje, a personas que te ayuden a crecer: positivas, bondadosas, generosas, con buen humor...
13.- Evitar pensamientos y sentimientos negativos como el odio, la rabia, la envidia, el rencor… te librará de muchos males físicos y psíquicos.
14.- El sufrimiento, las adversidades, las personas tóxicas y las enfermedades forman parte de la vida. Aceptarlo, afrontarlo con coraje y seguir tu camino con valentía, abre las puertas a la sabiduría.
15.- Soluciona tus problemas ocupándote de ellos y no preocupándote.
16.- Recuerda que la vida es el mayor de los regalos y que estás aquí para ser feliz.
17.- Convierte tu vida en amor. Disfruta del hecho de amar y sentirte amado, y de ocupar un primer plano en el pensamiento y en el corazón de las personas que más quieres.

lunes, 21 de julio de 2014

SOMOS POETAS


Un poema es una visión que solo existe en el  interior del poeta y que se derrama como una belleza en el mundo.

El poeta es valiente por el simple hecho de atreverse a visualizar en su interior algo nuevo, y esa valentía nace de su libertad y de su corazón libre de limitaciones.

Un poeta es un ser despierto que vive en el presente y lo disfruta todo.

El poeta le canta a la vida y puede hacerlo porque la conoce en su totalidad.

El poeta siente y desde ese sentir libre y sin miedo se abre a las posibilidades de creación.

Un poeta no es solo quien sabe unir las palabras para darles esa belleza única, sino que la poesía es condición innata de todos ser humano.

Somos muchos los poetas que de a poco perdemos el miedo a crear y a creer que es posible hacer de nuestra vida una obra de arte.


lunes, 14 de julio de 2014

Cuarto Milenio' debate sobre la educación

Cuarto Milenio' debate sobre este espinoso asunto

 http://www.cuatro.com/cuarto-milenio/programas/temporada-09/t09xp36/Educastracion-conspiracion-educacion_0_1793925187.html

La conspiración de la educación

¿Limitan nuestro desarrollo las altas esferas?
Muchos especialistas y pedagogos aseguran que con los años perdemos un porcentaje altísimo del potencial que tenemos en nuestro cerebro cuando nacemos. Para diversos sectores de la conspiración esto está realizado por un sistema que lleva toda la vida orquestándolo de manera premeditada para hacer al ser humano más vulnerable, más temeroso, más dependiente y menos inteligente.
¿Nos hacen más dependientes, más inseguros y menos inteligentes para manipularnos mejor? Hay círculos que hablan ya de “Educastración”. Educadores y pedagogos afirman que el cerebro del ser humano nace con unas capacidades impresionantes que acaban reduciéndose, según algunos, por los intereses de diversos grupos de poder. Instituciones secretas, multinacionales, sociedades en la sombra, consumismo e ideología están detrás de esta limitación, elaborada para muchos conspiranoicos de manera premeditada.
El director de la Revista Año Cero Enrique de Vicente, el arquitecto Jaime Garrido y los profesores Julio Ferreras y José Carlos Aranda autores de libros de referencia como “Hacia una nueva Humanidad libre y responsable” e “Inteligencia Natural”, sacan a la luz aspectos desconocidos de esta conspiración de la educación o lo que otros conocen como “Educastración”. Un asunto fundamental del que depende el futuro de nuestra sociedad.
Jaime Garrido: “De niño tus padres te entregan al colegio en manos de otros mayores, supuestamente sabios y honestos. Allí les van a insertar millones de medias mentiras entre medias verdades, no tendrán piedad de la inocencia, les descuartizarán la verdad que saben y les implantará a martillo la nueva  espantosa realidad falseada”.
José Carlos Aranda: “Examinamos de Lengua, Geografía, Matemáticas, Inglés, Historia, Arte… En definitiva, capacidad de retención y expresión de información. Pero a la vez, ofrecemos información que guarda poca o nula relación con su entorno físico y emocional. En estas circunstancias, salvo que los refuerzos positivos de conducta estén muy claros en la familia, la desmotivación y el fracaso están servidos”.
Enrique de Vicente: “Esa edu-castración se debería a que el sistema educativo occidental imperante coarta y limita las capacidades del niño para que éste se adapte al sistema vigente en lugar de ayudarle a desarrollarse. Porque esta es la base fundamental del sistema de control mental al que todos somos sometidos, para que cada uno juguemos nuestro papel como piezas o engranajes de una inmensa maquinaria en lugar de aprender a cuestionarla”.
Julio Ferreras: “La educación convencional o tradicional es una educación incompleta que genera súbditos obedientes y sumisos con miedo y complejos, y los convierte en sujetos de obligaciones”.
¿Qué opina la gente de la 'Educastración'?

martes, 8 de julio de 2014

Pedagogía, Domesticación o Amor por Marta Povo

 http://hermandadblanca.org/pedagogia-domesticacion-o-amor-por-marta-povo/

Separador
hermandadblanca.org Gente de todas las razas Pedagogía, Domesticación o Amor por Marta Povo crecimiento personal pedagogía Marta Povo amor description multimedia
Al comenzar este escrito estoy a punto de cumplir sesenta años y eso lo puedo vivir ahora como un gran honor y una bendición. La espiritualidad ha marcado mi búsqueda existencial desde el principio de mis días, pero si tuviera que expresar las conclusiones a las que he llegado, a modo de resumen de un sextenio, mis palabras no serían tanto de mística o de metafísica sino precisamente de pedagogía. El modo en el que he (y hemos) sido educada por una sociedad patriarcal, y el modo en el que yo misma he realizado mis enseñanzas a hijos, nietos y alumnos, me ha proporcionado muchos incentivos y muchos revulsivos que han teñido mi experiencia vital y mi transformación psicoemocional, por tanto, todo lo que he vivido como alumna y como maestra han determinado ‘luego’ (no antes) mi camino espiritual.
El crisol de cualquier camino evolutivo está centrado en el cómo, cuándo y porqué de la pedagogía. No hay ni un momento de nuestra larga existencia que no estemos sujetos a ella. Todos somos víctimas o afortunados de alguna enseñanza recibida. Y los errores de cómo enseñamos, o de cómo hemos sido enseñados, el ‘cómo se ha grabado un código’ en nuestra psique y en nuestra alma, es lo que condiciona por completo la experiencia vital de cualquier individuo, tengas luego la profesión que tengas, incluso teniendo o no teniendo descendencia. Estamos completamente determinados por la pedagogía recibida; y nosotros determinamos día a día a nuestros ‘alumnos’, entre los cuales se encuentran hijos, nietos, pupilos, amigos y conocidos. Todos somos maestros y enseñamos o mostramos de algún modo lo que sabemos y somos, a la vez que todos somos alumnos de nuestros congéneres.
Cuando nacemos, justo cuando cada uno ve por primera vez la luz, después de nueve meses de introspección dulce, yin, silente, oscura e intrauterina, ya tenemos una primera emoción, una tremenda sensación que nos marcará para toda la vida. El aterrizaje a la Tierra no es ni indiferente, ni mecánico, ni médico, sino directa y completamente emocional; es nuestra mayor emoción. Este primer impacto de la vida encarnada puede ser de frío, de ruido, de ser atendido y tomado por ‘alguien desconocido’ con un gesto dulce y suave o tal vez por un gesto violento, colgado por los pies, recibiendo golpes en la espalda para expulsar algo que siempre ha estado dentro durante nuestros nueve meses de vida, o para obligarte a respirar de otra manera quieras o no. Justo nacer somos limpiados y lavados al estilo cazuela, somos vestidos de inmediato, peinados y tal vez perfumados, para enfundarnos enseguida entre telas secas y calores artificiales.
Pero además de todas las emociones que puede generarnos ese primer trato físico, también recibimos impresiones energéticas y psíquicas importantes: generalmente sentimos por primera vez ‘miedo’, miedo a lo desconocido, y muchas veces ‘rechazo’, lo que nos genera miedo a no ser amados y aceptados por los demás (tu familia o el mundo entero). Es un impacto enorme para cualquier alma recién llegada el sentir que no eres bien recibido, teniendo en cuenta que ese ‘bien recibido’ puede distar mucho del ‘bien’ que conciben tus padres y parteros, moralmente hablando. Desde el punto de vista del amor, la pureza y la armonía, nuestra entrada en este planeta acostumbra a ser impactante porque nuestro disco duro está completamente virgen de códigos y normas. Y precisamente son éstas las que se nos ‘imponen’ desde el primer momento.
¿De dónde viene esa primera emoción de rechazo, de miedo o de fragilidad? Pues naturalmente de creencias y hábitos automáticos, de los adultos; y a menudo de frases ingenuas estereotipadas y de las emociones de los propios padres como… ‘otro niño… que le vamos a hacer, yo hubiera preferido una niña…’, o bien ‘este chaval, tal como ha venido, por poco mata a mi mujer’, o bien ‘!otra boca para alimentar! Esperemos que se porte bien; al menos parece que es muy mono de momento…’ O simplemente sentimos por primera vez miedo al abandono por ser duramente separarnos de nuestra progenitora y gestora, por alejarnos de la paz y el calor incondicional hacia múltiples ruidos espantosos, y por el trato de eficientes médicos, enfermeras y comadronas que se pasan tu tierno cuerpecito de mano en mano como una pelota, poniéndonos sobre superficies frías, sobre balanzas metálicas, introduciéndonos tubos por la nariz y trapos resecos por toda la piel.
A menudo no volvemos a sentir la energía de nuestra madre hasta transcurridas interminables horas, aunque a veces cuando nos llevan a la habitación o núcleo familiar recibimos también mucha información del padre, de los abuelos, de los hermanos, y de todas las visitas y sus interminables comentarios codificados, que a su vez, para nuestro disco duro son también codificadores. Lo sentimos todo. Lo registramos todo. Y ese basto ‘todo’ es determinante para que mantengamos luego una memoria primaria activa, o como lo hemos llamado en mis cursos ‘la memoria raíz’. Una memoria que es raíz, origen o pauta de todas las demás.
Si la memoria primaria o primera fue la de no sentirse amada o bienvenida, puede que jamás te sientas amada. Si tuviste miedo a tu nueva existencia, puede que siempre tengas miedo a cualquier cambio o cosa nueva de tu vida, aunque no lo expreses. La memoria primordial, la primera emoción que tuvimos, determina y graba tu disco o sustrato, y lo formatea de tal manera que solo un intenso y extenso trabajo propio de mutación psicoanímica y energética, un gran trabajo de conciencia podrá transformar ese ordenador central en una máquina realmente creativa y eficiente, libre de interferencias. Ese gran trabajo de consciencia que algunos hacen es mucho más que el simple curtirte o inmunizarte respecto a las emociones. Tengamos un poco de compasión por el ser humano… no es nada fácil nacer a este mundo.
Se trata de un mundo repleto de normas y códigos creados por una sociedad patriarcal con una serie de intereses muy determinados. Cuando empleo el término ‘patriarcal’ no me refiero solo a los hombres sino también a la mayor parte de mujeres actuales, tan patriarcales y jerárquicas como muchos hombres, es decir, la mayor parte de la sociedad. La madre patriarcal educa a sus hijos bajo estos mismos códigos sociales represivos. La imposición de una jerarquía social, el principio del poder y la autoridad generan un grado de ‘domesticación’ de nuestros hijos que está muy lejos de la educación consciente, libre y respetuosa.
Domesticar, como se hace con algunos animales, es conseguir que se cumplan unos requisitos básicos, sean o no naturales, para que se moleste lo menos posible al dueño, o para cumplir sus expectativas e intereses. En los seres humanos sensibles la domesticación ha generado multitud de patologías y sufrimientos, desde el punto de vista espiritual, pero también psicológico y físico (extirpación del clítoris, pies vendados, y mil prácticas más que aún se emplean). Tener que cumplir todo el tiempo normas para ser bien aceptado y amado, genera una ansiedad, un vacío, un grado de represión y un constante estrés del que difícilmente salimos airosos. Sin embargo, para comprender y transformar nuestra ‘civilización’ lo más importante es conocer las razones de esta educación antinatural y traumática.
Respecto a esa concepción patriarcal de la sociedad hay mucho que decir. Y no estoy diciendo que una concepción matriarcal o feminista sea la alternativa, sino una visión ‘no patriarcal’ en armonía con la naturaleza, el amor, la igualdad y el respeto. Recomiendo mucho la lectura del mejor libro que he leído hasta ahora sobre el tema: ‘La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente’ de las autoras Casilda Rodrigáñez y Ana Cachafeiro. En mi pequeño escrito sobre pedagogía tan solo mencionaremos que la visión patriarcal está directamente vinculada a un plan predeterminado del sistema económico social, a una visión falocéntrica no solo de la sexualidad sino de la autoridad y prevalencia del hombre sobre la mujer, en cualquier terreno. Incluso diré más, la institución del matrimonio fue basada (hace pocos siglos…) en el principio de ‘autoridad y control’ que sustenta a toda nuestra jerarquía social. Sin el matrimonio, no existiría ni el sistema capitalista actual, ni una jerarquía vertical de poder, ni una sociedad autoritaria, ni una cultura represiva del deseo básico, entre otras cosas. El contrato del matrimonio monogámico es una invención sibilina que supuestamente representa el fin de toda carencia, como nos explican en todos los cuentos en los que al final se casan y acaban todas las desgracias. Pero también este invento del matrimonio ha sido sustentado no solo por hombres, políticos y religiosos, sino por mujeres patriarcales.
La contrapartida del hombre y la mujer patriarcal es ‘la madre entrañable’, como lo llaman las autoras del libro mencionado, con una visión antifroidiana de las personas; es la madre sensual y tierna que nutre, sustenta y cumple el deseo básico de amor, que suple y llena la ‘falta básica’, sin condiciones ni sufrimientos ni represión. La madre y la mujer que mima, que sabe y que quiere mimar, que ama y comprende, que protege, permite e impulsa la naturaleza única de aquel ser amado y vinculado a ella de alguna forma, ya sea por amor filial, fraternal, paternal, sexual, adoptiva…
Pero este tipo de amor no está bien visto por una sociedad patriarcal que necesita esclavos y esclavas, gestores o trabajadores duros, eficientes, productivos, competitivos, concentrados en el crecimiento de bienes y su conservación, aún a costa de cargarse el planeta y por tanto sus habitantes. Para ello existe una serie de programas pedagógicos en cualquier ámbito, no solo en las visiones de escuelas y universidades sino en las empresas y multinacionales, y en la propia programación de la televisión como principal medio de manipulación de masas. No se trata de cuestionar al hombre y defender a la mujer, pues los varones son tan víctimas de esa falocracia como las mujeres y niños; se trataría de enfocarnos hacia una fraternidad igualitaria, no esclava del poder económico y del sometimiento generacional, una comunidad de hombres sabios en el arte del compartir y del amor.
Pero mientras tanto, y hace siglos, en la psique y el alma de cada uno de nosotros existe una gran carencia de mimo y respeto, de cumplimiento del deseo básico de la vida, de ser amado, de vivir la auténtica fraternidad. En nuestro forzado silencio existe un vacío y una enorme falta de libertad de expresión de nuestras carencias y apetencias, deseos que anulamos y reprimimos por miedo a las normas y reglas establecidas por dicha sociedad antinatural, sucumbiendo a ella y enterrándonos en vida. Es como un pez que se muerde la cola: tenemos miedo a exponer nuestra carencia, y miedo a satisfacerla, pero a su vez ese miedo genera más y más carencia, más y más sumisión al sistema, más y más anulación de nuestro Ser y nuestra libertad.
Medir el grado de sumisión que tenemos cada uno al orden social y al orden sentimental establecido, es actualmente una necesidad primordial, no solo desde el punto de vista psíquico, incluso biológico (cuántas enfermedades degenerativas proceden de ese deseo incumplido, ese vacío y ese miedo) sino una necesidad espiritual. Al conocer el grado de sumisión a ese sistema patriarcal, anti fraternal e incompleto de valores, podremos también medir nuestro grado de ‘domesticación’ y de adaptación psíquica a este sistema social decadente y enfermizo. Domesticar es impulsar un comportamiento robotizado, un modelo a seguir, tengas o no facultades naturales y disposición para seguirlo.
Al fin y al cabo, todos lo aprendemos todo por ‘mimesis’, por simple imitación. Si tus padres leen, será más fácil que tú leas; si tus padres discuten, se gritan o mienten, será más fácil que tú imites su comportamiento; si vives permanentemente en un lugar desordenado, por imitación nunca podrás encontrar el sitio adecuado de tus cosas y también tenderás siempre al desorden y al caos. Esa mimesis es también en la que se basa el sistema patriarcal; si todo el mundo se casa y firma un contrato, será que hay que hacerlo igual que todos, pues ‘firmando ante la ley’ (inventada por y para algo…) parece ser ‘la única forma de tener un compromiso’ respecto al amor hacia otro ser. Si todo el mundo bebe coca cola es que es bueno y natural hacerlo; si todo el mundo sigue una moda, es que seguirla es una muestra de adaptación a la sociedad. Y así se nos va domesticando… y no educando en valores, en libertad y en conciencia, de una forma personalizada y coherente según tu naturaleza inherente.
Lo que siempre se nos oculta y está fuera del sistema es el regalo divino que todos hemos recibido: el libre albedrío; la libertad y el derecho de elección, la responsabilidad tuya y única de ser consecuente con aquello que escoges vivir a cada momento. Eso, la libertad de elección, podría hacer saltar el sistema jerárquico patriarcal por los aires. Tenemos el derecho a equivocarnos, tenemos el derecho a experimentar, tenemos el derecho de ser amados y respetados, de no ser domesticados, ni manipulados, ni controlados; y tenemos derecho a no domesticar a nuestros hijos, pupilos o alumnos según unos cánones que no sentimos sanos ni coherentes. Somos seres libres y responsables de nuestros actos, y lo somos porque tenemos ‘conciencia’. Somos seres dignos y sensibles con una espiritualidad consciente.
Sé que las nuevas formas de pedagogía aún están por explorar. Hay miles de caminos distintos para llegar a trascender la domesticación robótica y encontrar medios didácticos y exploraciones educativas que respeten la libertad de cada ser único. Por ejemplo, nunca se enseña nada en nuestras escuelas sobre la espiritualidad. Y la mayor parte de enseñanzas espirituales alternativas están aún muy cargadas del concepto jerárquico patriarcal. Hoy tendríamos que aprender a enseñar la espiritualidad pero sin jerarquías de ningún tipo, sin el rol de un maestro, guru o ser superior, mostrando una espiritualidad laica, natural y no teñida de moralismos ni de poder. Tal vez hay que empezar a enseñar solamente desde una posición de simple instructor, de profesor temporal sobre un tema concreto, desde un concepto mas fraternal que patriarcal, pero jamás desde una dependencia ni una autoridad ni una prepotencia.
Es cierto que respecto a la primera infancia ya existen algunos intentos de trascender las instituciones patriarcales en el ámbito docente. Son los padres y madres que enseñan a los hijos en su casa, en grupos y en comunidades (generalmente rurales) con programas muy ricos en contenidos y materias. Hay que destacar aquí varios estudios realizados, en los que se menciona no solo lo que aprenden los hijos de sus padres, sino lo mucho que aprenden los padres de sus hijos, y de los hijos de la comunidad, puesto que la propia demanda de conocimientos de los niños y adolescentes ya es un todo un master para los padres educadores. Cada ser sabe lo que necesita aprender.
Cuántas y cuántas veces hemos oído que la mayor parte de materias que se enseñan en la escuela nunca nos han servido para nada en la vida. Pero no nos enseñan a relacionarnos, a amarnos, no nos enseñan ética, no nos enseñan a valorar la intuición, no nos enseñan nada sobre sexualidad, o sobre la primera menstruación o sangrado que nos llegará por sorpresa, ni nos enseñan a cocinar o a arreglar una ventana o un enchufe, ni a coser un botón o un dobladillo; ni tampoco se enseña las bases de la alimentación, algo diario y origen de mil alteraciones a largo plazo, ni las bases de la curación de las enfermedades básicas, primeros auxilios o prevención; ni nos muestran nada sobre la energía de nuestros cuerpos, ni de las radiaciones patológicas a las que estamos expuestos por ignorancia, ni sobre el amor, la belleza y el estado de armonía, externo e interno. Eso no interesa. Pero aprender latín sí, y las ecuaciones de segundo grado también. Siempre me pregunto qué tipo de persona habrá detrás de todo ello, creando y bendiciendo esos programas educativos de nuestras instituciones supuestamente pedagógicas.
El nivel de sumisión a los que muchos seres humanos han llegado crea una robotización de las funciones nutricias y vitales de nuestra capacidad de amar y de ser amados, de nuestra necesidad de saciar los deseos naturales y el estado de plenitud. Tal sumisión llega a generar una asepsia casi completa de deseos en la mayor parte de personas sumisas, sean o no conscientes de su sumisión. Nuestro deseo básico está bloqueado. La carencia se hace normal y entra a formar parte de la norma. Todo ello va derivando hacia una insensibilidad por el propio sufrimiento, y nos hace insensibles también al sufrimiento ajeno. Las desgracias que vemos en las noticias ya ni nos afectan; es como si no tuvieran nada que ver con el ser humano. Nos insensibilizamos y sentimos ese vacío aséptico, y sufrimos en silencio, pero tampoco vemos o reconocemos el grado de infelicidad en que la mayor parte de gente vive su día a día. La carencia ha quedado justificada. Esa insensibilidad es lo esperado, se ha convertido en lo natural…
Si el sistema patriarcal durante siglos nos ha preparado y programado para ‘humanizarnos’ por la vía de la represión de deseos y la imposición de ideas, tabús y normas de ‘la ley del padre’, habrá que trabajar intensa e inteligentemente para ir des-programando y decodificando todo eso, para ir gestando las leyes de la madre, las leyes del amor, el cuidado y la satisfacción. Digo gestar porque no hace falta crearlas, solo gestarlas, hacerlas crecer, madurar y nacer, emplearlas en nuestra vida; las leyes matriarcales (sería más interesante decir ‘no patriarcales’) ya fueron creadas hace siglos. Las leyes naturales de Gaia son y siempre han sido las del compartir, las de la libertad de ser, las del amor, las del cumplimiento de deseos, el dar, el nutrir…
En un supuesto ambiente no patriarcal, ni coactivo la pedagogía y las formas de enseñar y compartir los conocimientos estarían basados en la colaboración y la participación, no en el servilismo y la imposición. La priorización de materias en la primera infancia estaría basada en la creatividad imaginativa, plástica, musical, culinaria, cromática, verbal, lúdica… Los juegos podrían ser con simples objetos caseros y de la naturaleza, no con objetos de consumo que siempre contienen ‘códigos’ y modelos asociados (la anoréxica barby, el estresado bob esponja, el destructivo robocop, etc). Padres y educadores podríamos tener en cuenta cómo se graban en la psique y el alma muchos códigos estructurales, emocionales y mentales según los septenios, como nos muestra la antroposofía. Un padre y una madre no patriarcales tampoco les hablarían a sus hijos cambiando su tono de voz natural, con un tono autoritario o bien con una voz aguda y ridícula. Y naturalmente no trataría a sus hijos de imbéciles ocultándole las verdades, puesto que los niños saben que ‘algo pasa’ a pesar de que se lo oculten; enseñar a mentir a los niños es la mejor forma de insultarlos como seres. La falsedad y la mentira no solo es una falta de respeto a cualquier ser humano sino una transgresión de las leyes del amor, de la claridad, la pureza, la inocencia y la transparencia.
En una escuela avanzada sería bien fácil, por ejemplo, realizar a menudo salidas a cualquier camino del campo, o a cualquier huerto, para aprender las propiedades de las plantas, medicinales y culinarias, su observación, identificación, distinción o comparativa. Eso podría complementarse en edades posteriores con la enseñanza de una alimentación vegetariana imaginativa y nutriente, mostrando la importancia del ph de la sangre y los dos grandes grupos de alimentos, ácidos y alcalinos, que determinan nuestra salud. Trascender de una vez por todas las costumbres del ‘consumo compulsivo’ de cosas (no solo de alimentación) totalmente innecesarias, incluso perjudiciales; entrar ya en la sobriedad y el ahorro natural de los recursos es una de las principales tareas de una pedagogía consciente, además de uno de los muchos ejercicios a realizar para superar esa patológica sumisión al sistema.
Naturalmente todo lo mencionado son tan solo pequeños ejemplos del millón de cosas elementales a mostrar a nuestros hijos, cosas que les serían útiles toda la vida. Pero no olvidemos que una pedagogía consciente fuera del modelo patriarcal pasaría también por desmitificar inteligentemente muchos tabús establecidos como el del dinero, el de la muerte, el de la sexualidad, el del dolor y el esfuerzo para ‘merecer’ la vida, etc. además de dar una amplia información sobre otros tabús convertidos en miedos (porque son temas que amenazan con acercarnos demasiado a la Realidad) como por ejemplo conocer a fondo el mundo de la energía, la intuición, la cognición desde los dos hemisferios, nuestros verdaderos poderes, conocer los procesos del alma y el espíritu versus la personalidad y el cuerpo, la transmutación, la autonomía psicoespiritual…
Se trataría de desmontar la falsa espiritualidad y encontrar una vía coherente realmente espiritual basada en las mejores escuelas de todos los tiempos: la naturaleza, el respeto por la vida, la observación y el amor. Esa no sería desde luego una visión etnocéntrica ni egocéntrica, sino multicéntrica, fraternal, natural, amorosa, inteligente, sensata y creo que muy eficiente para nuestro crecimiento y expansión como Seres Humanos sensibles. Pero para ello es imprescindible modificar antes el modelo patriarcal, falocéntrico, jerárquico, autoritario y manipulador en el que estamos insertos hombres, mujeres, niños y niñas.

La madre dulce, protectora, mimadora y sabia ha sido anulada. Desde entonces, hace siglos, la maternidad no se trasciende a sí misma, ni crece en valores sociales y culturales. Gaia ha sido congelada, dormida, pero ya nos muestra su despertar. Hasta ahora la maternidad (por resumir las mil caras y valores del amor) ha estado al servicio de lo patriarcal, ha estado sumisa a este sistema de valores basados en el poder; la madre entrañable ha estado ‘ausente’ en casa, en el trabajo, en la economía, en la política, en la religión. Que hoy madres y padres hagan mucho ‘maternaje’ y vida familiar no significa que los valores del amor, el cuidado, la protección, la claridad, la ternura, la comprensión y el apoyo mutuo estén formando parte de nuestras vidas ni llenen de felicidad y alegría nuestros corazones, nuestras mentes y nuestros trabajos. La nueva visión fraternal, amorosa, democrática, no represora y realmente respetuosa aún está por re-codificar y por plasmar en nuestra vida cotidiana.
Construyamos una sociedad en que los padres vivan a diario esos valores amorosos con sus hijos, sus empleados, sus alumnos, en sí mismos. Hagamos que las madres ya no sean nunca jamás las portadoras de los valores del padre, sino que los padres sean portadores de esos grandes valores femeninos, humanos, lúcidos y amorosos. Casemos de una vez al padre con la madre, al hemisferio izquierdo con el derecho, unamos en com-unión todo lo aprendido de lo patriarcal, a lo que hemos olvidado de lo matriarcal. Recuperemos a la ‘madre entrañable’ y al padre entrañable, despertemos el profesor, el político, el sacerdote, el comerciante, el médico, el amante, el amigo y la mujer entrañables.
Marta Povo Audenis, Ampurdà, 18 setembre’11
www.laboratoridellum.net

sábado, 5 de julio de 2014

Los trastornos de la atención son una respuesta sana a una educación insana

claudio-naranjo

Los educadores no reconocen que los trastornos de la atención son una respuesta sana a una educación insana

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Claudio Naranjo: No se educa para la sabiduría ni para la comprensión, se educa para pasar pruebas, para pasar test. Esa es la terrible pérdida de vida y de tiempo y el robo que le hacen a la gente en sus vidas. No se ve el aspecto perverso de una educación que quiere servir al sistema económico, al sistema de los negocios. Yo tuve la suerte de pasar por la escuela de medicina sin pagar nunca un peso. El hecho de que hoy no se valore la educación como se valoraba antes se refleja no solo en que se use como objeto comercial sino que ni siquiera se puede importar libros al país sin esa exención que tenían los libros cuando yo era joven. Es una vergüenza que Chile haya roto con esa tradición de no pagar impuestos a los libros. Hubo un terremoto en la cultura chilena antigua y no se ha recuperado de ese terremoto. Chile no se ha recuperado del apagón intelectual, el apagón intelectual sigue.
Cómo te imaginarías ese cambio en la educación si uno pudiera aplicarlo ahora, así como un sueño, esa malla curricular ideal.
Empezaría por citar lo que ha dictaminado la Unesco, que muy sabiamente ha dicho: educar debe ser para hacer, aprender a aprender, aprender a convivir y aprender a hacer. Si hiciéramos eso estaríamos muy bien. Hay muchas escuelas que dicen que lo están haciendo, pero confunden ridículamente la retórica con la realidad. En España por ejemplo, que es donde yo paso más tiempo, se está hablando en los últimos 10 años de la importancia de la educación emocional. Aprender a convivir es aprender a gestionar las emociones, a tener cultura emocional y crecimiento emocional y un desarrollo de los distintos matices en la vida amorosa, pero la palabra amor sigue siendo un tabú en el mundo burocrático.
Todos aspiran al amor y está lleno de libros, de revistas, de películas, de telenovelas, pero no entra en el mundo académico, en el mundo del trabajo, es como que tenemos que estar divididos, como que uno ama en la casa un ratito y el resto del tiempo no ama.
Personalmente creo haberlo aprendido a través de muchos años de búsqueda y creo que lo que ha impedido que se haga realidad es que los que saben algo de eso son los terapeutas, no los educadores. Los educadores se han mantenido en la ignorancia de la vida emocional porque hay una división competitiva entre las esferas del trabajo. Los chamanes al mismo tiempo eran terapeutas y educadores y sacerdotes y esas cosas eran una sola. Deberíamos volver a una educación de las tradiciones espirituales que realmente saben hacer crecer a la gente, que se vuelvan a encontrar en la educación lo emocional lo intelectual e incluso lo animal.
Hablaste de los cambios y estos cambios parece que no van a venir nunca de los gobiernos o de la política sino que van a venir de la gente. Pero la gente sale a protestar, quiere los cambios, pero a la vez es como que no supieran dónde encontrarlos, no saben lo que desean. 
Es que no saben dónde encontrar a la gente que los sepa implementar. Pero si aparece alguien que los sepa implementar, como yo que he formado mucha gente, se preguntan por qué este y no aquellos otros. Si yo le dijera a un gobierno por qué no me encargan la transformación de la educación –algo para lo que tengo credenciales- sería más difícil de lo que le fue a Freud. Freud estuvo en un mundo menos burocratizado y sus ideas se abrieron paso con el tiempo aunque eran todas intuiciones, eran intuiciones clínicas, no estaban basadas en los estudios experimentales que se pide hoy, con estudios experimentales se puede probar una cosa y la contraria como los abogados que tienen la mitad de la biblioteca al servicio o en contra del individuo que se trate.
Creo que hay poderes fácticos, intereses comerciales demasiado fuertes detrás de todo como para que suceda algo como lo que dices…
La educación está como si hubiera sido diseñada para quitar, para robarle la conciencia a la gente, para tenerlos tan ocupados en cosas estúpidas que no hay posibilidades de desarrollo humano, de desarrollo de la libertad, de la espontaneidad, de la creatividad, desarrollo de cosas que son fundamentales para entenderse a sí mismo y para así cambiar.
Aquí a mí me obligaron a darle a mi hijo ritalín o si no lo echaban del colegio y me dieron melerin cuando yo era niña por muchos años. 
Los educadores no reconocen que los trastornos de la atención son una respuesta sana a una educación insana. La educación es la patológica, patologizante, y los trastornos de la atención son simplemente el resultado de que se les está queriendo dar arena de comer a los niños y es normal que no quieran atender a esas banalidades.
Breve extracto de una entrevista con Claudio Naranjo
Fuente: www.theclinic.cl

POR QUÉ ODIO LA ESCUELA

http://reevo.org/externo/reflexion-porque-odio-la-escuela/

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Hace unos días, encontré por casualidad mis notas de séptimo de EGB. En una sola evaluación, suspendía siete de diez materias. En Lengua Castellana y Literatura, obtenía un “Muy deficiente”, una calificación que se repetía en Matemáticas, Ciencias Naturales y Pretecnología. En esas fechas, yo tenía 13 años y era un chaval rebelde, indisciplinado, ferozmente inadaptado y reacio a cualquier forma de autoridad. Corría el año 1976 y estudiaba en un colegio de curas. Podría atribuir los mediocres resultados al sistema educativo de la España tardofranquista, pero mentiría. Simplemente, odiaba la escuela. Cuando años más tarde, me convertí en profesor de filosofía, descubrí que mi odio no había desaparecido y que la escuela sólo era una estructura opresiva concebida para matar el espíritu. Algunos se preguntarán por qué he ejercido la enseñanza durante dos décadas. Podría responder con cinismo, alegando que necesitaba el dinero, pero no sería sincero. Me gustaba el contacto con los jóvenes y disfrutaba enseñando. Eso sí, hice todo lo posible por desviarme de las consignas de la Administración, evitando los exámenes y propiciando los debates, la lectura y el inconformismo. No sé si conseguí gran cosa, pero al menos experimenté la sensación de actuar como un piloto de combate que decide arrojar sus bombas sobre el Estado mayor que le ha enviado a masacrar a la población civil.
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La escritora y activista política Eva Forest nació en el seno de una familia catalana de convicciones anarquistas. Sus padres opinaban que la escuela era una institución represiva y resolvieron educarla en casa, sin imponerle nada y respetando esa curiosidad espontánea que poseen todos los niños. No pisó un aula hasta el final de la guerra civil. Tal vez eso explica su trayectoria posterior, caracterizada por la conciencia revolucionaria y el compromiso con los pueblos aplastados por las dictaduras y el imperialismo. No está de más recordar que el anarquismo se caracterizó por su vocación pedagógica. Al igual que Rousseau, entendió que el hombre nace libre, pero la sociedad se precipita a encadenarlo para reducirlo a esclavitud y servidumbre. La escuela tradicional desdeña la sensibilidad y la creatividad. Su punto de partida es el pesimismo antropológico: el ser humano es malo por naturaleza y sólo la autoridad, la disciplina y la obediencia pueden erradicar su perversidad. La pedagogía libertaria se opone a esa interpretación, pues entiende que su intención de fondo es imponer las ideas de las clases dominantes. La escuela no debe ser un instrumento de represión, sino el lugar donde se hace efectiva la libertad individual y se adquiere una conciencia insobornable, que no transige con la arbitrariedad, la intolerancia y la injusticia. La Escuela Moderna de Francisco Ferrer i Guardia es un ejemplo de pedagogía libertaria. Promovía una enseñanza libre, laica y plural. Su objetivo era el desarrollo integral del niño, respetando su peculiaridad y fomentando una convivencia solidaria. Acusado de instigar la Semana Trágica de Barcelona, Ferrer i Guardia fue fusilado el 13 de octubre de 1909 en el castillo de Montjuic, pese a no mantener ninguna relación con los hechos. No se le mató por conspirador, sino por encarnar la posibilidad de una enseñanza alternativa, libre de la tutela de la Iglesia católica y el Estado.
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León Tolstoi también suscribió las teorías de la pedagogía libertaria. Fundó la escuela de Yásnaia Poliana inspirado por la idea de que “el ser humano sólo puede llegar a ser feliz, ayudando a los demás”. Su utopía pedagógica mezclaba pacifismo, anarquismo, vegetarianismo y cristianismo primitivo. Sólo una escuela libre, popular, abierta y sin distinción de sexos ni clases sociales, puede librar a la humanidad de vivir esclavizada por la barbarie capitalista. Tolstoi escribió un diario que refleja su experiencia como maestro. De entrada, descarta toda idea preconcebida, pues entiende que debe adaptarse a sus alumnos, preservando a cualquier precio su espontaneidad. La asistencia no es obligatoria, no hay exámenes y el papel del maestro debe limitarse a despertar el interés por las artes y las ciencias. No hay que preocuparse por la algarabía y el desorden, pues son dos rasgos típicos de la infancia y no hay nada perverso en esas inclinaciones. La misión del maestro es ayudar a los alumnos a descubrir su propio camino, sin condicionar su elección ni dañar su autoestima. Es un simple guía y no un juez que alecciona y sanciona. Es evidente que en los tiempos actuales ninguna escuela contrataría a Tolstoi como profesor y si por azar hubiera llegado a ejercer la docencia, no habría tardado en ser expedientado y expulsado del cuerpo, alegando que incumplía los programas y no mantenía la disciplina. No hay que extrañarse. La escuela de Yásnaia Poliana fue cerrada por el gobierno zarista, pues advirtió que constituía un riesgo para el poder autoritario. Ese mismo temor pervive en nuestros días.
tolstoiEn el principio del siglo XXI, la escuela sigue desempeñando una función represiva. Las famosas programaciones oficiales y las pruebas o evaluaciones externas (reválidas, selectividad, controles de calidad) sólo son una herramienta al servicio de una sociedad unidimensional, donde el individuo vive bajo la coacción del poder político y financiero, que divide a la humanidad en capital variable (o fuerza de trabajo, con un coste oscilante) y seres improductivos, abocados a la pobreza, la exclusión y la marginación. ¿Acaso todos han olvidado las analogías entre la escuela, el manicomio y la cárcel apuntadas por Deleuze, Foucault y Alice Miller? ¿Nadie recuerda que las escuelas imitan el modelo de la fábrica, con pupitres alineados, donde el trabajador realiza una tarea mecánica y embrutecedora? ¿No es inhumano obligar a los alumnos a adoptar una posición pasiva de escucha, asimilación y reproducción de contenidos? ¿Acaso lo soportaría un adulto? ¿Por qué no se adopta un modelo asambleario basado en la autogestión? ¿Tal vez porque resulta inaceptable en el marco de una empresa, donde la libertad y los derechos del trabajador son irrelevantes? Al ser interrogado sobre las analogías entre la escuela, el manicomio y la cárcel, Foucault responde: “…no se puede decir que hay analogía, hay identidad. […] Es interesante ver que, hasta cierto punto, dirigen su rebeldía en una misma dirección los enfermos de los hospitales psiquiátricos, los presos en sus cárceles, los escolares en sus institutos. Llevan a cabo una misma revuelta, en cierto sentido, porque se rebelan contra el mismo tipo de poder”. (Michel Foucault, Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones, 1981). En los años ochenta, se empezó a hablar de educar en la libertad y para la libertad. En España, se acometieron ciertas reformas, intentando transformar al maestro en educador, pero casi ningún profesor aceptó ese papel y la gran mayoría hizo todo lo posible para boicotear la reforma. La contrarreforma no tardó en llegar, con un nuevo lema: “Cultura del esfuerzo”, una consigna que apareció acompañada con las nociones de mérito y excelencia. Las recientes huelgas de profesores no surgieron para protestar por el regreso a una enseñanza elitista, sino por las bajadas salariales impuestas por la crisis y por el aumento del número de alumnos por aula, que acarrea una carga de trabajo insostenible. Nunca he oído una voz crítica contra el sistema. Durante dos décadas de evaluaciones, pasillos y charlas de cafetería, sólo he escuchado a profesores quejándose de sus alumnos, con los mismos argumentos de generaciones anteriores: “Son unos vagos, unos maleducados, unos insolentes, unos maleantes. Muchos acabarán en la cárcel”. Para sostener ese discurso, una parte notable del profesorado reinventaba su pasado, atribuyéndose un comportamiento ejemplar (e ilusorio) durante su etapa estudiantil: “Jamás me expulsaron del aula, nunca hice novillos, aprobaba todo con sobresalientes”. Los alumnos no hablaban mejor de sus profesores y no puedo recriminárselo, pues eran el escalón más bajo en el engranaje de la escuela. Me pregunto si alguna vez alguien se ha planteado que el sistema educativo está diseñado como un escenario de confrontación. Es imposible una convivencia armónica y mutuamente enriquecedora, cuando el trabajo del docente consiste en vigilar, clasificar y castigar. Muchos alumnos se rebelan, a veces con una actitud nihilista y sin una conciencia clara de los motivos de su malestar, y muchos profesores lamentan que hayan desaparecido los castigos físicos, a veces con tono irónico, pero con una sincera nostalgia reprimida por los convencionalismos sociales.
400 golpesAl igual que algunos corredores de Fórmula 1, yo finalicé la EGB y el BUP con increíbles remontadas. Salvo las inevitables citas de septiembre con las matemáticas, pasé curso tras curso y entré en la universidad. En la Facultad de Filosofía, las cosas me marcharon mejor, pues mi expediente académico me permitió acceder a una beca de formación de personal investigador. Más tarde, aprobé las oposiciones de instituto con el número uno, obteniendo unas calificaciones que me situaban a milésimas del 10. No estoy utilizando una licencia poética, sino un hecho que puede constatarse en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid de 2000. ¿Significa esto que fui un adolescente irresponsable y un joven estudioso y trabajador? En absoluto. Simplemente, me adapté al sistema por miedo a la exclusión social. Durante mis años de docente, intenté seguir el consejo de Foucault: “En la medida en que el secreto es una de las formas importantes de poder político, la revelación de lo que ocurre, la denuncia desde el interior, es algo políticamente importante”. La fórmula es buena, pero inaplicable cuando todos tus compañeros actúan como una horda que se refuerza mutuamente mediante el odio hacia el enemigo, que en este caso es el alumno. No soy un ingenuo. No creo que los alumnos sean el buen salvaje de Rousseau. Muchos llegan a la escuela con la cabeza llena de prejuicios racistas, machistas y homófobos, casi siempre sembrados por esos padres que reclaman en exclusividad el papel de educadores. La tensión entre profesores y alumnos siempre hace más daño a los más vulnerables. He trabajado con docentes que sufrían alguna discapacidad física o que simplemente eran tímidos o inseguros. Puedo testificar que han padecido un infierno en el aula, soportando toda clase de agravios. Los alumnos con discapacidades también sufren las befas de sus compañeros o, sencillamente, un doloroso aislamiento. Recuerdo a una niña de doce o trece años con parálisis cerebral que pasaba el recreo en un rincón, sin que nadie se acercara a hablar con ella. Incluso presencié cómo dos alumnos le propinaban golpecitos en la silla de ruedas para provocarle un “gracioso” espasmo. Un sistema diabólico produce conductas diabólicas y la escuela sólo es el reflejo de una sociedad cruel, desigual y profundamente insolidaria.
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La mayoría de los profesores no son conscientes de su verdadera función social o no les molesta. De hecho, algunos están encantados con haber sido investidos con la condición de autoridad pública, convirtiéndose en colegas de los energúmenos que apalean con la misma saña a indignados, antisistema o agitadores de la marea verde. Las voces críticas son minoritarias y suelen acallarse mediante represalias de la Administración o cuadros de acoso laboral, a veces promovidos por sus propios compañeros. En los últimos tres años, la caza de brujas se ha incrementado hasta niveles insospechados, con expedientes, cambios de destino o intimidaciones verbales. La inspección y los equipos directivos han sido depurados y reemplazados, con la intención de neutralizar cualquier forma de protesta o disidencia. La crisis económica ha provocado una oleada de indignación que ha incendiado las mentes. Políticos y banqueros se han convertido en el blanco de las críticas. No deberíamos olvidar el papel que han desempeñado los maestros en esta trágica mojiganga, ayudando a construir una sociedad apática y resignada.
RAFAEL NARBONA

viernes, 4 de julio de 2014

Juegos de dedos con Tamara Chubarovsky

http://www.enelpaisdelashadas.com/tag/juegos-de-dedos/

Desde que des­cu­brí con pasión los jue­gos de dedos para niños, bus­qué y bus­qué mate­rial en espa­ñol por inter­net sin mucho éxito. En inglés o ale­mán era fácil encon­trar libros y vídeos pero en nues­tro idioma prác­ti­ca­mente no había nada… Desde hace unos meses ese vacío se ha ter­mi­nado y es que por fin hay un DVD en el mer­cado para apren­der rimas y jue­gos de dedos. Su autora es Tamara Chu­ba­rovsky, maes­tra y peda­goga Wal­dorf, que ha reco­gido en este tra­bajo su fabu­loso repertorio.
Tamara está espe­cia­li­zada en peda­go­gía Wal­dorf y Arte de la Pala­bra y es maes­tra fun­da­dora del jar­dín “Las tres naran­jas” en Villa­nueva de la Vera, Cáce­res. Lleva muchos años dedi­cada a desa­rro­llar los ejer­ci­cios de Arte de la pala­bra en cas­te­llano y a la crea­ción de cuen­tos y ver­sos para los más peque­ños, impar­tiendo cur­sos de estas dos dis­ci­pli­nas periódicamente.
El año pasado tuve el pla­cer de estar en uno de sus cur­sos de rimas y jue­gos de dedos. Fue un autén­tico gusto dis­fru­tar de la belleza de sus rimas y ver cómo las cuenta, cui­dando la voz, el gesto, la mirada, el ritmo y la voca­li­za­ción. Pasé un rato estu­pendo y aprendí muchos jue­gos mara­vi­llo­sos para com­par­tir con Lola y Leo. La gran mayo­ría son crea­cio­nes suyas, aun­que tam­bién ha adap­tado algu­nos jue­gos ale­ma­nes popu­la­res con un resul­tado exce­lente. Busca en todos ellos la rima, el ritmo y la musi­ca­li­dad, e intenta siem­pre que el movi­miento de las manos sea lo más orgá­nico posible.
En su curso no sólo se apren­den unas rimas, sino que se des­cu­bre lo que hay detrás de este diver­ti­mento infan­til. Tamara da indi­ca­cio­nes sobre cada juego, ofre­ciendo varian­tes en fun­ción de la edad, explica qué tra­ba­ja­mos con cada sonido, cómo algu­nos jue­gos son más ade­cua­dos para un tipo de per­so­na­li­dad o para bus­car un deter­mi­nado fin como cal­mar o bien acti­var… expli­cando como este mundo de rimas favo­rece el desa­rro­llo lin­guís­tico, motor, sen­so­rial y emo­cio­nal del niño.
El DVD, como es habi­tual en la peda­go­gía Wal­dorf, está estruc­tu­rado en torno a las cua­tro esta­cio­nes. Se abre cada esta­ción con una can­ción y a con­ti­nua­ción Tamara nos mues­tra varios jue­gos de dedos que por su temá­tica enca­jan con esa época del año. En total, 36 jue­gos de dedos y ocho can­cio­nes en escala pen­ta­tó­nica. Es un mate­rial para padres y edu­ca­do­res, pen­sado para que los adul­tos lo apren­dan y luego lo repro­duz­can con los niños, no para poner al niño frente al televisor.
Tamara ha sido tan ama­ble de dejarme ense­ña­ros un pequeño ape­ri­tivo de su dvd. Y como esta­mos en otoño, he ele­gido a dos enani­tos muy sim­pá­ti­cos que gus­tan mucho a Lola. Se lla­man Pic y Puc:
En esta roca vive Pic,
y en esta roca vive Puc.
Pic y Puc son bue­nos ami­gos.
Aun­que a veces se aca­ri­cian
y otras veces se pelean.
Otras veces corre­tean:
Pic per­si­gue a Puc
y Puc per­si­gue a Pic.
Pero lo que más les gusta
es coger sus mar­ti­lli­tos:
(can­tado)
Tiqui taca, tiqui taca
en la pie­dra, en la roca,
con mar­ti­llos y con bro­cas.
Tra­ba­jan los enani­tos
rápido, rápido y despacito.
(hablado)
Y cuando los que­re­mos ver…
¡zas, ya se han ido a esconder! 
Encon­tra­réis toda la infor­ma­ción sobre sus sus pró­xi­mos cur­sos y sobre cómo com­prar el DVD en su página. ¡A mi me encan­ta­ría apun­tarme al taller de cuentos!
October 24, 2011   8 Comments

Los dedos de la mano

En todos los idio­mas hay varian­tes de jue­gos de dedos que repa­san uno a uno los dedos de la mano, con­tando una his­to­ria o des­cri­biendo a una fami­lia. En España son muy cono­ci­das las dis­tin­tas ver­sio­nes del huevo frito que el pícaro pul­gar ter­mina siem­pre por comerse, como por ejemplo:
Este tenía ham­bre
Este com­pró un hue­vito
Este lo frió
Este le echó sal…
!Y este pícaro gordo se lo comió!
y en inglés la pri­mera que se me viene a la cabeza es “This little piggy went to mar­ket”, aun­que esta se aso­cie más a los dedos de los pies que la mano:
This little piggy went to mar­ket.
This little piggy sta­yed at home.
This little piggy had roast beef.
This little piggy had none,
and this little piggy went “wee wee wee” all the way home…
Siem­pre me han pare­cido jue­gos de falda, pen­sa­dos para muy bebés sen­ta­dos en el regazo del adulto, que es quien rea­liza el juego en las manos del niño… y no pensé que con dos años des­per­ta­ran toda­vía el inte­rés de mi niña. Pero Lola ha apren­dido varias ver­sio­nes con sus madres de día y le encanta con­tar­los y hacer­los ella con sus pro­pias mani­tas, lo que va unido a la fas­ci­na­ción que tiene desde hace meses por saber los nom­bres de los dedos.
Escu­chán­dola repe­tir una y otra vez cada juego, estoy apren­diendo con ella nue­vas varian­tes que no cono­cía. Una de ellas son estos dedi­tos que os enseño can­ta­dos por el grupo musi­cal chi­leno Maza­pán, en un vídeo muy tierno:
Su ver­sión en lugar de “Yo soy Aníbal y miro a todos desde arriba”, dice “Yo soy Ben­ja­mín, el más más chiquitín”.
Y siguiendo con los dedos de la mano, un libro que juega con sus nom­bres es “El Bos­que Encan­tado”. Un album ilus­trado con texto de Igna­cio Sanz e ilus­tra­cio­nes de Noemi Villa­muza (por quien siento debi­li­dad) edi­tado por Macmillan.
A modo de juego de dedos o can­cion­ci­lla infan­til, el texto, escrito en verso, juega a des­cri­bir y poner nom­bre a cada uno de los dedos de la mano, hablando de sus carac­te­rís­ti­cas y sus usos con un toque de humor (ese índice chi­vato y marrano que hurga la nariz). Sólo me chi­rría un poco el pobre pul­gar, que aplasta pul­gas, mata gusa­nos y se come a los pája­ros. Lo siento, me dan pena las pul­gas, gusa­nos y pája­ros y el pul­gar me cae muy simpático…
Jugando con la ima­gi­na­ción, el texto y los tier­nos dibu­jos de Noemí nos pasean por los cinco dedos y nos invi­tan a ima­gi­nar tron­cos y ramas en lugar de bra­zos y dedos, for­mando un bos­que por el que se pasea­rán ardi­llas y pájaros.
A Lola le chi­fla desde el pri­mer día que lo lei­mos. Le gusta subir las manos hacia arriba cons­tru­yendo nues­tro pro­pio bos­que encan­tado y sin duda, su parte favo­rita, es el final: una doble página con dibujo de dos manos sobre las que ella coloca las suyas y luego yo las mías, para repa­sar jun­tas los nom­bres de los dedos.

October 22, 2010   7 Comments

Más juegos de dedos: “Esta niña… y este niño”

He nave­gado mucho por Inter­net bus­cando jue­gos de dedos y la mayo­ría de los que me gus­tan están en inglés o ale­mán. La tra­duc­ción suele ser difí­cil por­que tie­nen rimas y jue­gos de pala­bras que es com­pli­cado man­te­ner al cam­biar de idioma.
Hoy os enseño mi pri­mera adap­ta­ción al espa­ñol de uno de ellos, “This Little Girl”. Lo aprendí a tra­vés de los vídeos de Dr. Jean, una edu­ca­dora ame­ri­cana que tiene una intere­sante reco­pi­la­ción de jue­gos de dedos publi­ca­dos en You­Tube. La tra­duc­ción es bas­tante fiel al ori­gi­nal, aun­que tiene alguna licen­cia… y hasta puede que se colara algún deseo sub­cons­ciente (y toda la noche seguida des­cansa…ejem).
El juego dice así:
Esta niña está lista
para irse a la cama (se enseña el dedo índice, movién­dolo)
su cabeza
apoya en la almohada (se abre la palma de la mano con­tra­rio y se apoya el índice en ella)
con la manta
muy bien se tapa (se cie­rra la mano sobre el dedo)
y toda la noche
seguida des­cansa (se mece la mano)
Sale el sol,
abre los ojos,
se quita la manta
y se levanta.
(se abre la mano y se levanta el dedo)
Desa yuna,
se lava los dien­tes,
(imi­ta­mos las accio­nes con el dedo, comiendo, cepi­llán­dole los dien­tes.…)
se viste
se peina.
¡Ya está lista para jugar
todo el día sin parar!
(move­mos el dedo como si estu­viera feliz y listo para jugar)
Se repite igual empe­zando con “Este niño” y rea­li­zando los mismo ges­tos con la mano contraria.
Para los que que­ráis apren­derlo en inglés, esta es la ver­sión original:
This little girl is
Ready for bed.
(Hold up index fin­ger and wig­gle.)
On the pillow
She lays her head.
(Open palm and lay fin­ger down.)
Wrap the covers
Around her tight.
(Wrap fist around fin­ger.)
That’s the way
She spends the night.
(Rock hand.)
Mor­ning comes,
She opens her eyes.
Off with a toss
The covers fly.
(Open fist.)
She jumps out of bed,
(Hold up fin­ger.)
Eats her break­fast,
(Pre­tend to feed fin­ger some food.)
And brus­hes her teeth. (
Pre­tend to brush teeth on fin­ger.)
She gets dres­sed and
(Pre­tend to dress fin­ger.)
Brus­hes her hair.
(Pre­tend to brush hair.)
Now she’s ready
And on her way,
(Dance fin­ger around.)
To work and play
At school all day.

This little boy… (Do simi­lar motions with the
oppo­site index finger.)
Y aquí está el vídeo demos­tra­tivo, esta vez con ayu­danta: una Lolita muy diver­tida que opina que lo que tiene que hacer la niña es… ¡ir al par­que, claro está!.
Si pre­fe­rís cam­biar­nos por Dr. Jean, podéis ver “This Little Girl” en acción en este vídeo.
August 10, 2010   2 Comments

Más juegos de dedos: Bongi bongi

Bongi-bongi” es un juego que, como el pri­mero con el que abrí esta sec­ción, aprendí de la mano de Inés Gámez, maes­tra wal­dorf. Su ori­gen es ale­mán, donde se llama “wumsti-wumsti” y forma parte de la reco­pi­la­ción de jue­gos de dedos de Wilma Ellersiek.
Los pul­ga­res son los acto­res prin­ci­pa­les de este juego, acom­pa­ña­dos de un texto sin sen­tido, que juega con la sono­ri­dad y la repetición:
Bongi, bongi
buli, buli, buli, ¡bob!

Bongi, bongi
buli, buli, buli, ¡huob!

Bongi, bongi,  bongi, bongi
buli, buli, buli, ¡bab!

Bongi, bongi
buli, buli, buli, ¡huab!
Según nos contó Inés, el movi­miento del pul­gar reper­cute fuer­te­mente en el cen­tro cere­bral corres­pon­diente al habla, de forma que este juego apoya su desarrollo.
Expli­car los movi­mien­tos sería un poco largo y pesado, así que lo mejor, como siem­pre, es ver el vídeo para apren­derlo y de paso ver a la peque comiendo un trozo de man­zana y son­riendo divertida.
July 20, 2010   No Comments

Más juegos de dedos: Un tucancito que vuela

Empe­za­mos nues­tra sec­ción de jue­gos de dedos con “Pon, pon” hace varias sema­nas y ya tocaba apren­der uno nuevo. Esta pareja de tuca­nes que hoy nos visi­tan son garan­tía de éxito seguro, lo he repe­tido muchas veces y los peque­ños siem­pre, siem­pre, piden más.
El juego dice así:
Tengo un tucan­cito que sabe volar
vuela arriba, abajo, alante y atrás.
Otro tucan­cito le viene a bus­car
se besan, se abra­zan y se van.
Las manos se con­vier­ten esta vez en esos tuca­nes, volando, abra­zán­dose y besándose:
Dedi­cado con mucho cariño para Alma y Zoe, sus fans número uno.
Espero que estos paja­ri­tos os rega­len a todos muchas sonrisas.
May 31, 2010   No Comments

Juegos de dedos: Pon pon

Los jue­gos de dedos tie­nen algo mágico que encan­dila a los más peque­ños, que los piden una y otra vez sin can­sarse. Los hay sen­ci­llos, para que los realice el adulto en la mano del bebé, y otros más ela­bo­ra­dos, que el niño aprende y repite y que requie­ren de una motri­ci­dad mucho más desa­rro­llada. Movi­miento y can­ción se acom­pa­san en un juego que entre­tiene a niños de cual­quier rin­cón del mundo.
Comienzo una nueva sec­ción para com­par­tir con todos voso­tros los que cono­ce­mos en casa, y espero que en el camino os ani­méis a des­cu­brir­nos alguno nuevo.
Este que hoy os enseño, lo aprendí en un taller de música infan­til pen­ta­tó­nica impar­tido por Inés Gámez en la Casa Encen­dida. La letra dice así:
Pon pon
¿Quién es?
Soy yo
Ábreme
Hola Petito, ¿cómo estás?
Dame un besito
Muá muá
Y estas son las instrucciones:
Se jun­tan las manos palma con palma. Al decir “Pon pon” se cho­can dos veces los pul­ga­res, “Quién es” se cho­can dos veces los meñi­ques, “Soy yo” se cho­can dos veces los índi­ces, “Ábreme” dos veces los anu­la­res y en “Hola Pepito, ¿cómo estás?. Dame un besito” los dedos cora­zón se mue­ven alter­na­ti­va­mente cam­biando de lado, ter­mi­nando por tocarse con las yemas como si se die­ran dos besi­tos en “Muá, muá”.
Aun­que lo mejor sin duda alguna es verlo, así que aquí tenéis mi demostración:
May 1, 2010   No Comments