jueves, 11 de diciembre de 2014

Autocontrol sin premios ni castigos

 http://www.mujerhoy.com/ser-madre/educar/autocontrol-premios-castigos-839004112014.html

Niño llorando por una rabieta  
  • Cuando llegan las rabietas y los enfados es complicado afrontar el momento sin recurrir a los castigos. Sin embargo, se puede lograr si se presta atención a los aspectos emocionales antes de las crisis o de las discusiones. 
¿Cuántas veces nos lamentamos de haber abandonado la dieta? ¿Cuántos propósitos de año nuevo has logrado alcanzar? No importan las capacidades innatas de inteligencia o creatividad, todos sabemos cómo excusarnos una y mil veces cuando abandonamos el gimnasio o sucumbimos a las innumerables tentaciones que nos presenta la vida. El autocontrol y la disciplina se pueden educar con técnicas y juegos adaptados a los pequeños de la casa más allá de los premios y los castigos.
Se trata de enseñar a los niños al controlar las conductas impulsivas, lo que incluye la agresividad, la  ira en momentos de conflicto o las temidas rabietas. Se trata de una habilidad que le será muy útil a lo largo de toda su vida.
Desde luego, lo más sencillo es la acción inmediata de premios y castigos, aunque los castigos suelen ser los más recurrentes. Sin embargo, también hay técnicas que favorecen el autocontrol, de un lado juegos que les enseñen a relajarse, a volver a la calma y a recibir la gratificación retardada y, de otro, pautas para introducir en la vida cotidiana.
Empezaremos precisamente por las pautas ya que requieren de la implicación de toda la familia, convirtiéndola en aspectos naturales de la convivencia:
1.- Horarios y rutinas: Los niños acostumbrados a rutinas tienen mayor estabilidad en su día a día y una actividad les lleva a otra de manera natural, lo que hace mucho más sencillo mantener unas pautas de conducta a medio y largo plazo. Por ejemplo, el niño que cada tarde merienda, hace los deberes, juega, lee y ver un rato la televisión, seguirá día a día esas pautas y no habrá que luchar para que haga los deberes o estudie ante de ponerse a ver la televisión.

2.- Límites: Lo límites son imprescindibles en la educación de los hijos. Un niño sin límites se encuentra perdido y desconcertado. Gracias a ellos, lo niños distinguen entre lo correcto y lo incorrecto y pueden hacer las elecciones adecuadas.
3.- Reconocer las emociones: Las típicas rabietas no son más que la expresión más evidente de la incapacidad de controlar, reconocer y expresar las emociones. Los niños aprenden con el tiempo a identificar sus propias emociones, algo imprescindible para poder controlarlas. Un claro ejemplo son los celos entre hermanos, cuando entienden lo que les está sucediendo, los celos suelen perder fuerza.
4.- El ejemplo:  Muchos niños aprenden a controlarse al observar a los mayores que les rodean así que si eres una persona impulsiva, irascible o incapaz de controlar sus emociones, aprovecha para practicar algunas técnicas y sigue también estas pautas de modo que se beneficie toda la familia.

Vuelta a la calma: Técnicas para relajarse y aprender a respirar antes de dejarse llevar por los impulsos.
La tortuga: Comienza con un cuento en el que la protagonista es una tortuga que vive en un bosque con el resto de los animales. La tortuga cuando se enfada se repliega en su caparazón y se queda allí enfadada hasta que se le pasa y vuelve a salir para hablar con sus amigos y vecinos. Cuando los niños conocen el cuento pueden entender que esa es un buen modo para evitar los enfrentamientos. Así, llegado el caso en el que se enfade y se irrite considerablemente, llega el momento de decir, ‘tortuga’ para que el menor se repliegue sobre sí mismo y se tranquilice antes de continuar con una disputa grave.
El semáforo: Se trata de utilizar los colores del semáforo, rojo, amarillo y verde para guiar un proceso reflexivo de vuelta a la calma. Con el rojo, lo niños tienen que cesar en su comportamiento irritado o irascible. Una vez logrado, llega el amarillo, en el que hay que llevar al menor a la reflexión, para que intente verbalizar cómo se siente y por qué. Finalmente, el verde es el momento de actuar en positivo para resolver la situación.
Autocontrol:Juegos en los que ‘saber esperar’ es la clave para ganar.
Relevos: Las carreras de relevos son un juego con dos componentes principales. A saber, el trabajo en equipo y la capacidad de esperar su turno. Lo interesante es que, además de jugar, les hagamos entender que para conseguir sus objetivos cada niño tiene que esperar en su lugar a que llegue su compañero y que todos tienen que trabajar por un objetivo común.
La mirada del lobo (o juego de posición): Este juego puede practicarse de dos modos. En el caso de la mirada del lobo un niño se pone frente al otro y deben mantenerse impertérritos y sin reírse el máximo tiempo posible. La otra versión es la de posición. Cada niño ha de adoptar una postura curiosa, aunque no difícil, ya que no es un juego de equilibrio, sino de concentración y paciencia, y tienen que estar en esa postura tanto como puedan.

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