“Cuando nombramos algo lo separamos del resto del universo, le damos luz propia, así, nuestra mente puede distinguirlo.
El poeta se da cuenta de que esto deja a la palabra sola,
desamparada, y la vuelve a unir al universo, pero sin que pierda el
brillo ganado, convirtiéndola en una estrella que danza con las demás.
Por eso, la poesía tiene el don de hacer brillar por dentro a todas nuestras partes, a la vez que les recuerda que constituyen un solo ser.
Para hacer poesía no hace falta ser poeta, ni siquiera saber
escribir, tan solo basta llevar el corazón a lo cotidiano, como al
simple hecho de oler una flor … pruébalo, quedarás sorprendido, poeta.”
Carlos González Pérez
“Cuando nombramos algo lo separamos del resto del universo, le damos luz propia, así, nuestra mente puede distinguirlo.
El poeta se da cuenta de que esto deja a la palabra sola, desamparada, y la vuelve a unir al universo, pero sin que pierda el brillo ganado, convirtiéndola en una estrella que danza con las demás. Por eso, la poesía tiene el don de hacer brillar por dentro a todas nuestras partes, a la vez que les recuerda que constituyen un solo ser.
Para hacer poesía no hace falta ser poeta, ni siquiera saber escribir, tan solo basta llevar el corazón a lo cotidiano, como al simple hecho de oler una flor … pruébalo, quedarás sorprendido, poeta.”
Carlos González Pérez
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