http://www.creadess.org/index.php/informate/desarrollo-humano1/el-mundo-de-las-emociones/32972-codigos-familiares-que-nos-impide-ser-lo-que-somos
Son
una especie de “códigos” que están situados en lo más profundo de
nuestras mentes en forma de creencias y de todo tipo de inhibiciones que
nos paralizan. Cuenta Marianne Costa que en un momento de su vida
escribió en un papel de pergamino:
“soy una fracasada”. Después lo firmó
con una gota de su sangre y lo enterró. En ese lugar plantó una bella
flor y empezó a diseñar su realidad liberada de esa maldición. (Es un
acto psicomágico, donde nos liberamos de esos códigos que recibimos de
nuestra familia) Un contrato es un acuerdo entre dos partes que se
comprometen a dar algo y a recibir algo a cambio. Pero no todos los
contratos están sobre papel, ni siquiera son verbalizados, ni tampoco
todos están en el plano de la consciencia. Más aún, como en el caso del
nombre, hay contratos que aceptamos en desigualdad de condiciones porque
se “sellan” en la más tierna infancia: el niño intuye que el
incumplimiento implica no ser querido, lo que significa la muerte.
Nuestro cerebro más primitivo nos dicta la orden de obedecer cuando la
amenaza es ser expulsado del clan.
Estos contratos pueden afectar a
nuestros cuatro egos: Ejemplos de contratos intelectuales: Muchas de las
creencias que tenemos son contratos que mantenemos con nuestro árbol
genealógico, ideas que se nos han transmitido desde nuestros bisabuelos y
que no podemos cuestionar. (Debemos deshacernos de cualquier creencia
que no sea bella y útil) a) “Serás abogado, como los hombres de provecho
de esta familia”
(En árboles donde el artista es
considerado como un muerto de hambre, que en realidad no sabe hacer
nada) b) “En esta casa se habla cristiano” (No me salgas con querer
estudiar lenguas…sólo hay que hablar una lengua: la materna) c) “Eres
torpe como tu madre” (Una profecía que actúa como una maldición que
acaba cumpliéndose) d) “En la vida debemos dejar las cosas igual que nos
las hemos encontrado”
(Señal de que el árbol se ha estancado…)
e) “Un hijo nunca debe superar a un padre” (Una locura absoluta que se
conecta con la neurosis de fracaso) Los contratos intelectuales son como
las “ideas irracionales” que describe Albert Ellis, raíces de nuestras
emociones perturbadas y comportamientos desajustados. La psicogenealogía
conecta con su famosa y en muchos casos efectiva RET (Terapia Racional
Emotiva),
en el sentido que la familia configura
un esquema de creencias tóxicas que nosotros adoptamos por lealtad a
ella y que se mueven en cuatro ejes fundamentales: *Si no tienes lo que
necesitas, te mueres. (“Si mi novio me deja, me muero”) La herencia
tóxica es confundir la necesidad con el deseo. Si no tienes alimento, te
mueres, pero si deseas a tu novio y no lo tienes, sigues viviendo…
*Esto es horrible (“Es horrible que tenga que cancelar mis vacaciones”)
Se juzga en exceso. No hay nada
categóricamente malo o bueno. Hay hechos que nos causan más o menos
dolor. Si ordenamos los hechos dolorosos de 0 a 10 y en el 10 ponemos la
muerte de un ser querido, ¿cómo valoraremos cancelar una vacaciones?
*No lo soporto (“No soporto la soledad”)
Hay situaciones que matan, son
insoportables. Creer que algo es el límite entre la vida y la muerte nos
hace sentirnos agonizantes cada vez que eso sucede. Eso lleva a
preferir un desastre de relación amorosa, la soledad está prohibida por
el árbol, porque es acercarse a la muerte. *Si sucede algo malo es que
hay un culpable y tiene que ser condenado.
La familia nos enseña a juzgar y buscar
culpables en los que descargar la responsabilidad de lo que pase, o a
culparnos a nosotros mismos. Los acontecimientos no son una confluencia
de factores, nada tiene una única causa. Si nos sentimos culpables de
algo, la mejor medicina es una fórmula con tres elementos: la
aceptación, la reparación y el aprendizaje de lo sucedido para evitar en
lo posible repetir el mismo error en el futuro. Ejemplos de contratos
emocionales: Suelen venir en formato de inhibiciones emocionales. Muy
asociados a los niveles de consciencia infantiles… a) “No crezcas”
(Si se hace mayor un día abandonará a
sus padres. Esta orden lo mantendrá con una edad emocional de 10 años
para el resto de su vida) b) “Aquí somos del Madrid” (Desde el primer
mes de vida el niño es socio del club. Cuando crece no tiene
alternativa, si no le gusta el fútbol o no es madridista, será
considerado un traidor o un enfermo) c) “No seas tonto y no te hagas
novia”
(Quédate con la madre…ella no te defraudará) e) La pareja es para toda la vida
(Quédate con la madre…ella no te defraudará) e) La pareja es para toda la vida
(Nadie se ha divorciado jamás, en
nuestra familia todos somos muy católicos) Los contratos emocionales nos
atan con fuerza al pasado y fomentan las relaciones basadas en la
dependencia emocional. Disolver estos contratos es abrir al fin la
puerta a la libertad de amar con un nivel de consciencia superior.
Ejemplos de contratos libidinales: Aquí están todas las inhibiciones
creativas y sexuales
a) “El teatro-la pintura-la música, son una pérdida de tiempo”
(Es como decir que no debes dedicarte a cosas que no son de provecho…) b) “Esta relación no te conviene”
(Podríamos preguntarnos: ¿a quién no le conviene en realidad?) c) “Te casarás a los 25 años y a los 26 llegará la única hija”
(Es como decir que no debes dedicarte a cosas que no son de provecho…) b) “Esta relación no te conviene”
(Podríamos preguntarnos: ¿a quién no le conviene en realidad?) c) “Te casarás a los 25 años y a los 26 llegará la única hija”
Este podría ser un contrato inconsciente
que se repite de generación en generación. Un proyecto que el árbol
tiene para nosotros d)”La mujer que expresa deseo sexual es una fulana”
(Si el sexo de la mujer es sólo un instrumento de procreación, se le prohíbe gozar con su energía libidinal y a la postre de la creación y de la vida). La prohibición de la homosexualidad y de prácticas sexuales no existentes en el repertorio del árbol,
(Si el sexo de la mujer es sólo un instrumento de procreación, se le prohíbe gozar con su energía libidinal y a la postre de la creación y de la vida). La prohibición de la homosexualidad y de prácticas sexuales no existentes en el repertorio del árbol,
también son contratos que al
incumplirlos nos bloquean la libido o nos sentimos culpables y
merecedores de castigos si “nos salimos del tiesto”. Ejemplos de
contratos materiales-corporales-económicos: Las inhibiciones económicas.
Es necesario que encontremos los elementos que permitan separarnos de
la violencia, del miedo y de la culpabilidad… a) “Eres idéntico a tu
abuelo” (Y con ello uno de los linajes toma posesión del hijo) b) “No
toques los botones que los romperás”
(Cuando no te dejan tocar nada es porque
no tienes espacio) c) “El dinero es el pecado” (Si nos hacen creer que
el dinero es sucio, nos generará mucha culpabilidad ganarlo) d) “El que
arriesga pierde”, “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, “Más
vale malo conocido que bueno por conocer”… (Salir del territorio es una
deslealtad imperdonable y tenemos un miedo ancestral a no volver a ser
admitidos en el clan).
Todo esto insta a acomodarse con una
pareja que ya no aporta nada, un trabajo insatisfactorio, una casa que
no es un hogar y también a una ciudad, un banco, un grupo de amigos etc.
Instalados en un territorio para siempre, porque nos han enseñado que
arriesgarse es perderlo todo, en lugar de impulsarnos a seguir nuestros
deseos como sabio camino de transformación. Los contratos se cumplen por
lealtad, pero también por temor a las consecuencias. Digamos que hay un
miedo a ser castigados, a que se cumplan esas predicciones
(maldiciones):
“Si te divorcias, te mirarán mal”, “si
te haces artista, vivirás en la pobreza”. Un acto psicomágico para sanar
este tipo de miedo al incumplimiento a lo que los padres ordenaron,
consistiría en realizar metafóricamente la predicción, escenificándola
delante de ellos. Alejandro Jodorowsky nos dice en sus 10 recetas para
ser feliz, “no hay alivio mas grande que comenzar a ser lo que en
realidad somos. Desde la infancia nos imponen destinos ajenos. Es
conveniente recordar que no estamos en el mundo para realizar los sueños
de nuestros padres, sino los propios.
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