http://pediatic.com/esta-ley-de-educacion-no-funcionara/
Para que tal aseveración no se quede como un arranque oportunista este post es un intento de darle sustento con una valoración que no voy a ocultar, me ha costado trabajo, moviéndome entre la pena y el ejercicio, no sé si lo lograré, de la necesaria introspección como docente.
Ni la LOGSE, ni la LOE, ni la LOMCE, nos sacaron, ni nos sacarán del atolladero en el que nos encontramos.
- Tendríamos que ser capaces de vernos en el espejo y con la distancia suficiente para que posicionamientos ideológicos consolidados y hábitos inmutables no nos retengan y distraigan de lo prioritario.
- Tendríamos que sobreponernos y superar que somos hijos y nietos de una dictadura de 40 años y que nos agarramos como a un clavo ardiendo con todo el ansia natural, humana y merecida a la palabra libertad…
Pues en buena parte sí y creo que no soy simplista en la apreciación. Recalcitrantes del inmovilismo o los que se ven por encima del bien y del mal porque se rodean de aires de libertad, unos y otros posicionados, enfrentados y atados a la travesía hacia la madurez democrática.
¡No me digas que me estáis haciendo víctima de eso!
Pues no queda ahí, la Administración educativa elaboró una ley hermosa (coge cualquier enunciado de la LOGSE, dime que no eres capaz y gustoso de suscribirlo), contenidos, metodología, pautas y estrategias… amalgama de la crema y nata de los mejores en educación. Filosofía y espíritu de Decroly, Piaget, Montessori, Freinet… asomándose al siglo XX. De ellos está llena…
¿Y cuándo hicieron la ley pensaron en quién le iba a dar realidad para mi?
Ese fue el gran error, las leyes tienen que servir para la vida. La teníamos que llevar a cabo hombres y mujeres profesionales de la docencia.
¡Anda! ¿Y qué formación teníais? ¿Estábais capacitados para el reto? ¿Se pensó que era imprescindible habilitar para desempeñar tan ideal función? Imagino que promover aprendizaje, tener conocimientos relacionados con mis necesidades, las de ser único e irrepetible, potenciar condiciones óptimas para que yo me desarrollara de manera integral, necesitaba un profesional muy dotado.
¿De verdad sabíais hacerlo? ¿Conocíais mi psicología y la pedagogía para garantizarme proceso de desarrollo, atender mis posibles alteraciones, guiarme y supervisarme cuando la conducta no fuera adecuada? ¿ Y de mi motivación, también estábais facultados para generarla, atraparla y no perderla?
¿Sabíais cómo organizar lo que la ley decía que nos convenía? Porque claro la ley era profundamente optimista, me aseguraba una evaluación tan continua que nada se interpondría para el salto de un curso a otro.
Ahí, tenéis que reconocer que no os enterasteis de nada. Un pelotón de profes que en vez de optimizar y dinamizar con valoración de todo el proceso de enseñanza – aprendizaje, para modificar y mejorar, se empeñaron en multiplicar controles para medir solo resultados. Ya sé que muchos siguen pensando que lo que les hace mejores docentes son las explicaciones magistrales y las notas de sus alumnos. Yo sin embargo le pondría la medalla de campeón al que conoce a sus chicos, al que mejor realiza sus funciones, estímulo, autocontrol, ayudar respetando el derecho del alumno a observar, experimentar, reflexionar, buscar, descubrir…
Pero niño sé realista, cómo íbamos a saberlo si aunque tuviéramos las mejores de las intenciones, grabadas a fuego en nuestras neuronas se habían establecido conexiones que nos formaban con la misma información que al docente del siglo XIX. Bastante teníamos y tenemos encima, brecha generacional, más la mayor brecha social que ha existido en la historia. Fíjate que desde que os ha dado por esos “dichosos aparatos” que han captado todo vuestro interés, os relacionáis, disfrutáis y aprendéis sin fronteras, sin ideologías, sin límites… ¡Madre mía!
Menudo lío, atender a una generación sin saber para qué os tenemos que preparar. Dicen que hay que enseñaros a aprender a aprender. Pero por favor, si resulta que eso supone un cambio radical de actitud, explícame de qué otra manera puedo enseñarte a ti.
¡Por ahí, por ahí, eso creo que sería una medida acertada! A ti y a mi nos haría bien, eliminaríamos de un plumazo una cosa que desorienta mucho, se llama incoherencia y se fundamenta en la contradicción.
Bueno, menos mal que vamos logrando algún punto de encuentro ¿pero sabes? no somos dos. Hay alguien decisivo para tu formación y para que yo pueda desarrollar mi trabajo en terreno fértil, es la familia.
Tus hábitos, comer, dormir, relacionarte, tu lenguaje emocional, tus valores y principios, tu lenguaje moral, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la solidaridad… son prioridad en la “agenda familia”. Pero creo que al igual que a nosotros, los docentes, a ellos también se les desdibujaron los límites entre las obligaciones y los derechos. También tuvieron y tienen travesía en busca de optimización y creo que también se han hecho un poco de lío.
Hay palabras que suponían y suponen urticarias, una de ellas es autoridad, se empezó a rechazar por confundirla con autoritarismo y mira dónde hemos llegado, solo tienes que mirar al despiste de muchos jóvenes y adolescentes. Claro que otra vez los adultos nos equivocamos en los remedios, nos creemos que una ley nos hace dignos de respeto y nos devuelve la ahora anhelada autoridad ¡Ay madre que no nos enteramos!
Todo porque en España somos así, bicolores y claro en ese camino de infortunios para ti, solo se nos ocurre o la laxitud educativa o la controladora.
Así eres el niño de todos y el niño de nadie. Pases de bola en responsabilidades y luego niño hipermedicalizado, niño sujeto de psicólogos y psiquiatras, niños solos.
Y así seguimos, con un fracaso escolar espeluznante fruto del desfase entre la demanda cultural que estipula la sociedad, un programa oficial autista y el nivel real de predisposición y formación de familias y docentes.
¿Había que pasar por ello?
¡Menudo susto tengo encima! ¡Es que ¿sabes? estoy en medio, perdiendo mis posibilidades para enfrentarme a mis retos!
Pues vamos a ver entre el continuismo con la manera de hacer de hace dos siglos y los intentos por optimizar la educación, era necesaria esta travesía que los partidos de turno, mediatizados por resultados electorales no han aligerado de carga. Las leyes han abundado en nuestras debilidades, las han evidenciado, no estaban hechas para nosotros, nos quedaban muy grandes. Esto da pie a que los que las denostan o a los que tienen poca fe en que podamos resolverlo pidan, exijan o legislen para el retroceso y el retranqueo…
Lo que en otro entorno hubiera podido ser estímulo aquí se volvió losa.¿Entonces me vais a dejar sin respuesta a un derecho vital?
Me temo mi niño que de momento sí, de momento tenemos un conflicto que no sabemos superar…
NOTA: Este post quiere dar respuesta a una invitación que Jesús Garrido me hizo para comentar un artículo suyo “El sistema educativo en España”
Y la imagen del post es una pequeña muestra de agradecimiento a un profesor que hace treinta y tantos años sí encontró el camino para atender con dignidad a sus alumnas. Sin duda, mi post no recoge a muchos como él pero están y son.
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