domingo, 22 de julio de 2018



Cartas a las Escuelas

Primero de junio de 1979

Por lo general, los padres tienen muy poco tiempo para sus hijos, excepto cuando estos son bebés. Los mandan a las escuelas locales o a los internados, o permiten que otros cuiden de ellos. Puede que no tengan tiempo ni la paciencia necesaria para educarlos en el hogar. Están ocupados con sus propios problemas. Por lo tanto, nuestras escuelas llegan a ser el hogar de los niños, y los educadores se convierten en los padres, con toda la responsabilidad que eso implica. Ya hemos escrito acerca de esto antes, pero no está fuera de lugar repetirlo: el hogar es el sitio donde hay cierta libertad, un sentimiento de hallarse seguro, bien provisto y protegido. ¿Sienten esto los niños en nuestras escuelas - que se les cuida esmeradamente, con muchísima consideración y afecto, que nos interesamos por su conducta, sus comidas, sus ropas y sus modales? Si es así, entonces la escuela se vuelve un lugar donde el estudiante siente que realmente se encuentra en su propia casa con todo lo que ello implica, que alrededor de él hay personas que se ocupan de sus gustos, del modo en que habla, personas que lo cuidan tanto física como psicológicamente, que le ayudan a liberarse de sus heridas internas y su miedo. Esta es la responsabilidad de todos los maestros en estas escuelas - no de uno o dos. Toda la escuela existe para esto, para que haya una atmósfera en la que tanto los educadores como los estudiantes estén floreciendo en bondad.
El educador necesita del ocio para aquietarse por sí mismo, para reunir la energía que ha sido gastada, para estar atento a sus propios problemas personales y resolverlos, de modo que cuando se encuentra con los estudiantes nuevamente, no siga llevando consigo el rumor, el ruido de su confusión personal. Como antes lo hemos señalado, cualquier problema que aparece en nuestras vidas debe ser resuelto instantáneamente o tan pronto como sea posible, porque los problemas, cuando se arrastran de día en día, degradan la sensibilidad de la mente total. Esta sensibilidad es esencial. La perdemos cuando estamos meramente instruyendo al estudiante en una materia. Cuando la materia se vuelve lo único importante la sensibilidad se desvanece, y entonces usted realmente pierde contacto con el estudiante. En ese caso, el estudiante es meramente un receptáculo para la información. En consecuencia, su mente y la del estudiante se vuelven mecánicas. Generalmente, somos sensibles a nuestros propios problemas, a nuestros propios deseos y pensamientos, y raramente lo somos con respecto a los demás. Cuando estamos en constante contacto con los estudiantes, hay una tendencia a imponerles nuestras propias imágenes o, si el estudiante tiene su fuerte imagen propia, existe un conflicto entre estas imágenes. Se vuelve, pues, muy importante que el educador deje estas imágenes en su casa y se interese en las imágenes que los padres o la sociedad han impuesto en el estudiante, o en la imagen que el estudiante mismo ha creado. Es sólo en funcionamiento que la relación puede existir, y generalmente la relación entre dos imágenes es ilusoria.
Los problemas físicos y psicológicos desgastan nuestra energía. ¿Puede el educador estar físicamente seguro en estas escuelas, y con ello hallarse libre de problemas psicológicos? Esto es realmente indispensable que se comprenda. Cuando no existe este sentimiento de seguridad física, la incertidumbre trae consigo desorden psicológico. Esto fomenta la pesadez de la mente, y entonces la pasión que tan necesaria es en nuestra vida cotidiana se marchita, y su lugar es ocupado por el entusiasmo.
El entusiasmo es peligroso porque jamás es constante. Se levanta en una ola y desaparece. Esto se confunde con la seriedad. Usted puede ser entusiasta por algún tiempo en relación con lo que está haciendo, puede afanarse, estar activo, pero inherente en ello está la disipación. Es también esencial que comprendamos esto, porque la mayoría de las relaciones son propensas a este desgaste.
La pasión es por completo diferente de la lujuria, del interés o el entusiasmo. El interés en algo puede ser muy profundo y usted puede utilizar ese interés para su provecho o para alcanzar poder, pero ese interés no es pasión. El interés puede ser estimulado por un objeto o por una idea. El interés es indulgencia consigo mismo. La pasión está libre del sí mismo. El entusiasmo siempre lo es con respecto a algo. La pasión es una llama en sí misma. El entusiasmo puede ser despertado por otro, por algo exterior a usted. La pasión es la suma de la energía que no es el resultado de ninguna clase de estímulo. La pasión está más allá del yo personal.
¿Tienen los maestros este sentimiento de pasión? Porque es de este sentimiento que surge la creación. Mientras enseña las asignaturas, uno ha de encontrar nuevos modos de transmitir la información sin que esta información vuelva mecánica la mente. ¿Puede usted enseñar historia - que es la historia de la humanidad - no como la historia del indio, del inglés, del americano, etc., sino como la historia del hombre, que es global? Entonces la mente del educador está siempre fresca, ansiosa de descubrir una forma por completo diferente de abordar la enseñanza. En esto el educador está intensa y vitalmente activo, y esta actividad va acompañada por la pasión.
¿Puede esto llevarse a cabo en todas nuestras escuelas? - porque estamos interesados en dar origen a una sociedad diferente donde florezca la bondad, donde la mente no sea mecánica. Esta es la verdadera educación. ¿Quieren ustedes, los educadores, asumir esta responsabilidad? En esta responsabilidad descansa el florecimiento de la bondad, tanto en usted como en el estudiante. Nosotros somos responsables por toda la humanidad - que son ustedes y el estudiante. Usted debe empezar por ahí y abarcar toda la tierra. Puede ir muy lejos si empieza muy cerca. Y lo más próximo son usted y su estudiante. Generalmente comenzamos por lo más lejano - el principio supremo, el más elevado de los ideales - y nos perdemos en algún nebuloso sueño del pensamiento imaginativo. Pero cuando usted comienza muy cerca, con lo más próximo - que es usted mismo - entonces todo el mundo se halla abierto porque el mundo es usted; y el mundo que está más allá de usted es solamente naturaleza. La naturaleza no es imaginaria, es real; y lo que ocurre con usted ahora es real. Usted debe comenzar con lo real - con lo que sucede ahora - y el ahora es intemporal.

Cartas a las Escuelas

Primero de junio de 1979

Jiddu Krishnamurti, Cartas a las Escuelas. Textos libros conversaciones filosofía. Letters to Schools 1978...1983. Jiddu Krishnamurti en español.
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sábado, 21 de julio de 2018



Cartas a las Escuelas

 http://jiddu-krishnamurti.net/es/cartas-a-las-escuelas/krishnamurti-cartas-a-las-escuelas-14

15 de marzo de 1979

 Resultado de imagen de el pensamiento

 

Nos hemos vuelto demasiado listos. Nuestros cerebros han sido entrenados para llegar a ser muy brillantes, tanto verbal como intelectualmente. Están atestados con una enorme cantidad de información que utilizamos para una carrera provechosa. Una persona ingeniosa, intelectual, es ensalzada, se le rinden honores. Gente así parece usurpar todos los lugares importantes del mundo; tienen poder, prestigio, posición. Pero su ingeniosidad termina por traicionarlos; en sus corazones jamás conocen lo que es el amor ni la caridad profunda ni la generosidad, porque están encerrados en su propia vanidad y arrogancia. Este se ha vuelto el patrón de todas las escuelas altamente dotadas. Un muchacho o una muchacha que son aceptados en la escuela convencional, quedan atrapados en la civilización moderna y pierden toda la belleza de la vida.
Cuando uno pasea por los bosques con sus espesas sombras y sus luces moteadas, y súbitamente llega a un espacio abierto, una verde pradera rodeada por árboles majestuosos, o una corriente burbujeante, se pregunta por qué el hombre ha perdido su relación con la naturaleza y la belleza de la tierra, con la hoja caída y la rama rota. Si usted ha perdido contacto con la naturaleza, entonces perderá inevitablemente la relación con otro ser humano. La naturaleza no la constituyen solamente las flores, el hermoso prado verde o las aguas que fluyen en su pequeño jardín, sino que es toda la tierra con todas las cosas que hay en ella. Consideramos que la naturaleza existe para nuestro uso, para nuestra conveniencia, y así perdemos comunión con la tierra. Esta sensibilidad hacia la hoja caída, hacia el alto árbol que se yergue sobre una colina, es mucho más importante que aprobar todos los exámenes o tener una brillante carrera - cosas que no son la totalidad de la vida. La vida es como un vasto río con un gran caudal de agua sin principio ni fin. Extraemos de esta vertiginosa corriente un cubo de agua, y esa agua confinada se convierte en nuestra vida. Este es nuestro condicionamiento y nuestro dolor inacabable.
El movimiento del pensar no es belleza. El pensamiento puede crear lo que parece hermoso - la pintura, la figura de mármol o un bello poema - pero esto no es la belleza. La belleza es suprema sensibilidad, no al sentimiento de las propias penas y ansiedades, sino sensibilidad para abarcar la existencia total del hombre. Hay belleza solamente cuando la corriente del yo se ha secado por completo. La belleza existe cuando el yo está ausente. Con el abandono del ‘mí mismo’, surge la pasión de la belleza.
Hemos estado considerando juntos, en estas cartas, la degeneración de la mente. Hemos señalado para su examen e investigación, algunas de las vías de este deterioro. Una de sus actividades básicas es el pensamiento. El pensamiento es una fragmentación de la totalidad de la mente. Lo total contiene la parte, pero la parte jamás puede ser lo completo. El pensamiento es la parte más activa de nuestra vida; el sentimiento marcha junto con el pensamiento. Esencialmente son la misma cosa, aunque tenemos la tendencia a separarlos. Habiéndolos separado, concedemos entonces gran importancia al sentimiento, al romanticismo y a la devoción; pero el pensamiento, como la cuerda de un collar, pasa por todo ello entrelazándolo, oculto pero activo, controlando y moldeando. Está siempre ahí, aunque nos guste pensar que nuestras emociones profundas son en esencia diferentes. Hay en esto una gran ilusión, un engaño que es muy bien visto y que conduce a la deshonestidad.
Como dijimos, el pensamiento es la realidad de nuestra vida cotidiana. Todos los llamados libros sagrados son el producto del pensamiento. Puede reverenciárselos como una revelación, pero son esencialmente pensamiento. El pensamiento ha producido la turbina y los grandes templos de la tierra, el cohete espacial y la enemistad entre los hombres. El pensamiento ha sido el responsable de las guerras, es el responsable del lenguaje que uno utiliza y de la imagen hecha por la mano o por la mente. El pensamiento domina la relación. El pensamiento ha descrito qué es el amor, qué son los cielos y el dolor del infortunio. El hombre le rinde culto al pensamiento, admira sus sutilezas, su astucia, su violencia, sus crueldades en el nombre de una causa. El pensamiento ha producido grandes avances en la tecnología y, con ello, una gran capacidad de destrucción. Esta ha sido la historia del pensamiento, repetida a través de siglos.
¿Por qué la humanidad ha concedido una importancia tan grande al pensamiento? ¿Porque es la única cosa que tenemos, aun cuando sea activado mediante los sentidos? ¿Porque el pensamiento ha sido capaz de dominar a la naturaleza, de dominar su ambiente y producir cierta seguridad física? ¿Porque es el mayor instrumento mediante el cual el hombre opera, vive y obtiene beneficios? ¿Porque el pensamiento ha fabricado los dioses, los salvadores, la superconciencia, olvidando así la ansiedad, el miedo, el dolor, la envidia, la culpa? ¿Porque mantiene junta a la gente como una nación, como un grupo, como una secta? ¿Porque ofrece esperanzas a una vida oscura? ¿Porque proporciona una abertura para escapar por ella del cotidiano fastidio de nuestra vida? ¿Porque no conociendo el futuro, ofrece la seguridad del pasado, con su arrogancia y su obstinación en la experiencia? ¿Porque en el conocimiento hay estabilidad, evitación del temor en la certidumbre de lo conocido? ¿Porque el pensamiento ha asumido por sí mismo una posición invulnerable, pronunciándose contra lo desconocido? ¿O será porque el amor es algo inexplicable, no mensurable, mientras que el pensamiento es medido y resiste al movimiento inmutable del amor?
Nosotros jamás hemos cuestionado la naturaleza misma del pensamiento. Hemos aceptado al pensamiento como algo inevitable, al igual que nuestros ojos y nuestras piernas. Nunca hemos sondeado la verdadera profundidad del pensamiento; y porque jamás lo hemos cuestionado, ha adquirido preeminencia. Es el tirano de nuestra vida, y a los tiranos raramente se les desafía.
Entonces, como educadores, vamos a exponerlo a la brillante luz de la observación. La luz de la observación no sólo disipa instantáneamente la ilusión, sino que la claridad de su luz revela hasta el más íntimo detalle de lo observado. Como dijimos, la observación no lo es desde un punto fijo, desde una creencia, prejuicio o conclusión. La opinión es un asunto más bien vulgar, y también lo es la experiencia. El hombre de experiencia es una persona peligrosa, porque está preso en la cárcel de su propio conocimiento.
¿Puede usted, entonces, observar con extraordinaria claridad el movimiento total del pensar? Esta luz es libertad - lo cual no significa que usted la ha capturado y la emplea para su conveniencia y beneficio. La propia observación del pensamiento es la observación de todo su ser, y este mismo ser es creado por el pensamiento. Tal como el pensamiento es finito, limitado, así es usted.

Cartas a las Escuelas

15 de marzo de 1979